En una entrevista con No toquen nada, Petit afirmó que “la persona que cometió un delito tiene que rendir cuentas, reparar el daño y reintegrarse de la mejor manera posible”. En ese sentido, la cárcel debería ser la opción cuando “no hay más remedio porque la persona cometió un delito grave y es un peligro” para la sociedad.
“Estados Unidos tiene por cada persona que está presa, siete con medidas alternativas. Ellos le llaman inclusive 'medidas comunitarias'. Siete por uno. Uruguay tiene menos, 0,9 con medidas alternativas por uno con privación de libertad”, afirmó.
“La medida alternativa en algún momento va a ser la cárcel. Si la persona no puede ir a una comunidad terapéutica, si no puede trabajar, no tiene una posibilidad de reisentarse, recibir tratamiento en su adicción, estudiar, asistir a su familia, no puede devolver el daño causado ni ser atendido en una clínica, (que se entienda) que no hay más remedio porque cometió un delito grave, porque es peligro, entonces va a la cárcel”, agregó.
Petit ubica la cárcel como la última opción. “A la cárcel tienen que ir los que realmente nos meten miedo, no los que nos enojan”, afirmó.
El comisionado parlamento se refirió al cambio en la política penitenciaria que se dio en Texas, que era el estado que más gente mandaba presa en el país con más gente encarcelada, Estados Unidos.
Allí había 600 presos por cada 100.000 habitantes. En Uruguay hay 400 presos cada 100.000 habitantes. El modelo en ese estado estadounidense implicaba un enorme gasto, con cárceles severas y penas prolongadas pero llegó un momento en el que no hubo más presupuesto para cubrirlo. Además, percibieron que no daba resultados. La violencia seguía creciendo.
En vez de seguir por ese camino, los texanos decidieron invertir en medidas alternativas, asistencia a las adicciones y a la salud mental. Además, trabajaron en la atención a las familias y a las personas excarceladas.
Así, Texas bajó la cantidad de presos un 34%, la reincidencia un 21% y la criminalidad un 40%, dijo Petit.
En ese sentido, invitó a reflexionar sobre ese cambio y la realidad uruguaya.
“Si nosotros solamente construimos las 4.000 plazas que nos faltan, yo creo que algunas plazas hay que construir, vamos a agrandar el problema. ¿Tenemos la capacidad para formar cientos y miles de nuevos funcionarios? ¿Tenemos la capacidad de mantener nuevos y nuevos centros con técnicos, con profesionales, con policía, con vigilancia perimetral? ¿No habrá llegado el momento de realmente repensar este modelo punitivo que se ha dado el país durante los últimos 20 y pico de años y decir que capaz hay algo que estamos haciendo mal?”, preguntó.
“No hay que invertir en ladrillos. Hay que cambiar el tratamiento que hay antes de la cárcel, durante la cárcel, y después afuera. Y de esa manera invertir mejor la plata. Capaz que aumentar esa cantidad de plazas que faltan, construir más cárceles, lo que nos va a hacer es agrandar el problema y encontrarnos dentro de cuatro años, con algo mucho más grande”, agregó.