Luna dijo en No Toquen Nada que es un error considerar que Chile tiene un sistema político estructurado y funcional, como puede ser el uruguayo. Esa ha sido la idea tradicional que se tiene del país trasandino.
“Chile se ha movido hacia algo como el caso peruano, una fragmentación e inoperancia del sistema político que ha dejado las lógicas que usualmente le imputamos quienes hacemos ciencia política”, explicó.
Definió la realidad política chilena como “entrampada” en vaivenes “en los cuales surge un liderazgo potente, logra ganar una elección, llega al poder con altos niveles de legitimidad y de expectativa. Luego eso se desvirtúa rápidamente en un contexto de una política que no puede hacer cambios, que le cuesta mucho aprobar proyectos de ley en el Parlamento por la propia fragmentación y la indisciplina de los partidos políticos”.
“Hay un incapacidad de hacer los cambios que la ciudadanía viene demandando. Esa ha sido la pauta del país en los últimos años”, agregó.
Luna también advirtió que el nuevo gobierno enfrenta problemas sobre los que no tendrá incidencia directa al menos en el corto plazo, como la reactivación de una economía estancada que no logra recuperar niveles de crecimiento como los que tuvo en el pasado. Además debe abordar los problemas surgidos de las corrientes migratorias que ha recibido el país.
La seguridad también ocupa un lugar prioritario en las preocupaciones de los chilenos y para atenderla debe “poder subordinar y coordinar con una fuerza policíal que es bastante autónoma al poder político y funciona con lógicas propias”.
En términos legislativos, la prioridad estará en la reforma impositiva. Boric ha prometido que buscará incrementar los impuestos a los ricos para avanzar en políticas redistributivas del ingreso.
“Eso tiene bastante asustadas a las elites empresariales que, en un contexto de recesión y de estanflación, estancamiento e inflación, están también reteniendo inversiones. Ahí viene una pelea política fuerte y una necesidad de quebrar lógicas de lobby de los sectores empresariales con los que el gobierno necesita entrar en negociación. Hay que ver cómo termina el proyecto de reforma que presenta”, explicó el politólogo uruguayo que hace años reside en Santiago.
Luna también se refirió a una situación particular que se da en el Congreo y que puede aumentar las chances del gobierno de aprobar esa reforma.
En Chile las presidencias del Senado y de la Cámara de Diputados son anuales y se negocian entre los partidos. En la que se dio ahora en el Senado se rompió la coalición de derecha “sin solución a corto plazo”. El Partido Socialista, que forma parte de la alianza que respalda a Boric, logró un acuerdo con la derecha más radical, heredera del pinochetismo, para tener la Presidencia este año.
“Dejaron descolocada a la derecha más moderada de Renovación Nacional. Hoy hay una guerra civil en la derecha y eso de alguna manera abre cuñas, abre espacio para que en la negociación en el Senado, que es donde es más desfavorable la posición del gobierno, pueda lograr adhesiones que antes votaban en bloque en contra de una reforma” de este tipo, afirmó Luna.