Lacalle Pou definió al emir de Catar como “una persona de cabeza muy abierta”

A su regreso de Catar, el presidente Luis Lacalle Pou celebró el inicio de un vínculo personal con el emir de esta monarquía absoluta, Tamim bin Hamad bin Jalifa al Zani. El estado es señalado por la discriminación legal de las mujeres y las fuertes restricciones a la libertad de expresión, agravadas en los últimos años.

Actualizado: 15 de diciembre de 2021 —  Por: Redacción 180

Lacalle Pou definió al emir de Catar como “una persona de cabeza muy abierta”

Lacalle Pou en Catar

Al llegar al país, Lacalle habló de su nueva relación con quien es emir desde 2013, tras la abdicación de su padre. La familia Al Thani gobierno Catar desde mediados del Siglo XIX.

Dijo que el emir es “una persona joven, una persona muy instruida, una persona que tiene la cabeza muy abierta”. Entonces contó: “conectamos y generamos una buena vinculación”.

“Recién le decía a quien me acompañaba que ya nos mandamos un whatsapp. Las comunicaciones modernas entre los gobernantes... estaba aterrizando acá y tenía un whatsapp del propio emir para seguir cultivando esta relación bilateral que obviamente debe ser en beneficio del país”, señaló el mandatario uruguayo.

Amnistía Internacional dice que en Catar “se promulgaron nuevas leyes que mejoraron la protección jurídica de la población trabajadora migrante. Pese a las medidas del gobierno para controlar la propagación de la COVID-19, la población trabajadora migrante fue la más afectada por la pandemia. Las autoridades restringieron aún más la libertad de expresión. Las mujeres seguían estando discriminadas en la legislación y en la práctica. Se reanudaron las ejecuciones tras un paréntesis de 20 años”, dice el Informe.

Sobre la libertad de expresión agregan que “se restringió aún más la libertad de expresión con la aprobación, en enero, de una imprecisa ley que penalizaba una amplia variedad de formas de expresión y publicación. En virtud de ella, emitir o publicar información “tendenciosa” podía castigarse con hasta cinco años de cárcel y una multa de 100.000 riales qataríes (más de 25.000 dólares estadounidenses)”.