En noviembre de 2020, los grandes muñecos, el teatro negro y todas las disciplinas que caracterizan a la Kompañía Romanelli desembarcaron en el Lago del Parque Rodó. Allí, los kodamas (espíritus de los árboles en la cultura japonesa) “aparecían” en las islas del lago mientras el público navegaba en los clásicos botes que se alquilan en el lugar.
Un año más tarde, los kodamas se mudaron al Jardín Botánico y ahora despliegan su arte en tierra firme.
Una de las principales diferencias entre una propuesta y otra es que en lugar de navegar, el público camina. Pero hay otras porque los kodamas han cambiado y permiten otras representaciones.
El público recibe unos faroles para seguir al guía en medio de un entorno natural que termina siendo también protagonista de los distintos cuadros.
“Es muy lindo verlos, son como una manada de luciérnagas porque van 250 personas con sus faroles por los caminos del Botánico”, contó Martín López Romanelli, director de la compañía.
La búsqueda de estos espacios para el desarrollo de sus propuestas es una de las señas de identidad de este grupo artístico.
En este caso el Botánico es el escenario para “un nuevo intento de tratar de estar en espacios públicos con la familia, en la noche. Normalmente los espacios públicos a la noche se cierran o se vuelven muy oscuros para la familia. Estamos intentando que los niños puedan conquistar esos espacios de la ciudad”, dijo el director.
Las últimas dos funciones de esta minitemporada serán este domingo 5 y el martes 7, a las 20 horas. Las entradas tienen un costo de 385 pesos por persona.
Luego vendrán otras oportunidades de verlos en acción. La compañía está construyendo el parque “Los niños de la Tierra” en Las Brujas, con grandes muñecos de madera, como un “homenaje a los niños”. La primera etapa se inaugurará a finales de diciembre.
Además, el 10, 11 y 12 de diciembre, en el marco de la Noche de los Museos, se presentarán en el Parque Capurro de Santa Lucía.
También harán temporada en el Teatro de Verano de Punta del Este, en la primera quincena de enero, y luego del verano hay una posibilidad de volver al Jardín Botánico. Según el director, están “muy contentos con lo que está pasando y felices de encontrarnos con la gente siempre”.