Esta mujer de 37 años, que trabajó en el equipo dedicado a la integridad cívica en el seno del grupo de Mark Zuckerberg, recabó miles de documentos internos antes de irse de la empresa en mayo.
Filtrados en particular al diario The Wall Street Journal, la información alarmó a muchos congresistas que rápidamente organizaron una audiencia sobre la protección de los menores en internet.
Frances Haugen salió del anonimato el domingo, en la emisión de la televisión estadounidense "60 minutos".
Este martes, vestida con un traje negro y su cabellera rubia suelta, dio un testimonio claro, tranquilo e incisivo ante los parlamentarios.
Aseguró que había visto a un amigo cercano perderse en los meandros de las teorías conspirativas.
"Una cosa es estudiar la desinformación, y otra perder a alguien por ella", contó en una entrevista con The Wall Street Journal.
Contratada en Facebook en 2019 con la esperanza de ayudar a la empresa a corregir algunos fallos, cada vez estaba más preocupada por las decisiones que tomaba la empresa.
Testimoniar
Para ganar dinero gracias a la publicidad, explica, la red social debe lograr que sus miembros permanezcan en la plataforma el mayor tiempo posible. Y para hacerlo, los contenidos de odio y fuentes discrepantes suelen ser las que más atención atraen.
Facebook creó equipos para limitar la desinformación antes de las elecciones estadounidense y modificó sus algoritmos para reducir la difusión de informaciones falsas.
Pero su equipo, que trabajaba para contener los riesgos que podían generar algunos usuarios o contenidos con motivo de las elecciones, fue desmantelado poco después de los comicios presidenciales de Estados Unidos en noviembre de 2020.
Menos de dos meses después, el 6 de enero, el Congreso fue invadido por una horda de partidarios de Donald Trump, que no reconoció la victoria en las urnas de su sucesor Joe Biden.
Fue en ese momento cuando Frances Haugen empezó a poner en duda la voluntad del grupo de dedicar los medios suficientes para proteger a sus miembros. Porque Facebook, aseguró, privilegia sus beneficios.
En marzo, se instaló en Puerto Rico con la esperanza de poder seguir trabajando a distancia. En recursos humanos le dijeron que no era posible. Y entonces decidió dimitir, explicó al Journal.
Pero tenemos que ser testigos de lo que sucede dentro del grupo, cree firmemente: la propia investigación de la compañía muestra que pasar tiempo en Instagram puede afectar la salud mental de los adolescentes.
Recaba documentos en Facebook hasta último momento antes de partir, con miedo de que la pudieran pillar con las manos en la masa, y al mismo tiempo se pone en contacto con una ONG especializada en ayudar a aquellos que deciden filtrar información.
"Salvar" a Facebook
En su cuenta Twitter, que acaba de crear, Haugen se define como una "militante de la vigilancia pública de las redes sociales".
Sus primeras palabras: "Juntos podemos crear redes sociales que pueden sacar lo mejor de nosotros mismos".
Nacida en Iowa, Frances Haugen cuenta en su blog que durante su infancia participó, junto con sus padres y profesores, en las primarias de la elección presidencial, lo que le ha "creado un fuerte sentimiento de orgullo por la democracia y la importancia de la participación cívica".
En varias ocasiones participó como voluntaria en el festival Burning Man (reunión de siete días donde se comparte, regala o se hace trueque, se promueve la "desmercantilización" y se cuida el ambiente, siguiendo el espíritu de los hippies y la contracultura de los '60) que antes de la pandemia se realizaba cada año en el desierto de Nevada, para explicar las reglas del evento a los participantes y ayudarlos a resolver conflictos.
Haugen, una ingeniera de la información que se define como una especialista en algoritmos, trabajó en varios de los gigantes tecnológicos: Google, la aplicación de encuentros Hinge, la página de recomendaciones de comercio Yelp, la red Pinterest, hasta que recaló en Facebook.
El 17 de mayo, poco antes de las 19 horas, se desconectó por última vez de la red interna de la empresa, contó a Wall Street Journal.
Como para justificarse, dejó una última traza escrita: "No odio Facebook". "Me gusta Facebook, quiero salvarlo".
AFP