La relación entre Gonzalo y Diego Fernández, director de La teoría de los vidrios rotos, viene de hace tiempo. Primero, el músico actuó en un corto de Fernández y le gustó tanto que comenzó a estudiar cine. Luego trabajó en la música de Rincón de Darwin, la primera película de Fernández.
Entonces, desde muy temprano se integró en este proyecto en el que siempre estuvo claro que la música tendría un papel central.
“Yo estuve muy cerca del proceso previo al rodaje. Creo que es algo que no siempre sucede, no es tan usual para los músicos que en general agarran la película ya terminada”, contó Gonzalo.
El músico destacó que el director siempre tuvo muy claro lo que quería: que las canciones primero jugaran un papel más tradicional, como incidental, pero que en punto pasaran a hablarle directamente al protagonista.
La película cuenta la experiencia de un joven corredor de seguros que es ascendido y debe resolver en un pueblo de frontera el misterio de varios autos que aparecen incendiados. De su trabajo depende que la compañía no tenga que pagar tantas pólizas. En tanto, los vecinos reclaman no muy amablemente cobrar sus seguros.
El rodaje fue en Aiguá, Maldonado, y muchos de los actores son vecinos del lugar. En ese clima de comedia, la música y las canciones se convierten en protagonistas.
Fernández le contó a 180 que siempre tuvo claro ese papel y que en el proceso trató que se mantuviera ese rol central de la música. Y el trabajo fue tan simbiótico que incluso en uno de los temas, “Un fuego que arde”, Gonzalo solo le puso música a la letra que Diego ya había escrito en el guion. Es la única coautoría de esta banda de sonido.
A las letras y músicas de Deniz se sumó la interpretación de Humberto De Vargas, que plasmó claramente el espíritu que los realizadores querían imprimirle a Silvestre de la Sierra. Ese es el nombre ficticio del cantante que primero parece mimar al protagonista pero luego directamente lo increpa o le toma el pelo, con estilo muy cercano a Raphael o Leonardo Fabio.
“Humberto entendió todo desde el principio, fue muy bueno el trabajo con él. Grabó todos los temas en una tarde. Desde el momento en que empezó a interpretar la primera canción vimos que se había terminado formar el personaje. Humberto es una bestia interpretando, con todos los detalles y el humor justo”, describió Deniz.
Esa interpretación se completa con los coros a cargo de Rossana Taddei.
Para Gonzalo, “fue una experiencia increíble” y “bastante irreal” en su cotidianeidad como músico montevideano. “Fue muy divertido el trabajo y muy enriquecedor”.