El jefe de la oposición israelí, el centrista Yair Lapid, llamó por la noche al presidente de Israel para anunciarle que consiguió los apoyos necesarios para una coalición que pondrá fin al gobierno del primer ministro más longevo del país.
Lapid, que tenía hasta la media noche de Israel (18 horas en Uruguay) de plazo, realizó este anuncio después de formalizar durante la noche el apoyo de los partidos de derecha y la formación árabe Raam a su futuro gobierno, indicó su oficina.
La coalición es tan heterogénea e improbable que discrepa en casi todos los temas, desde la relación con los palestinos, la reactivación económica o el lugar que ocupa la religión en la política.
Su único punto en común es el deseo de terminar con la era Netanyahu, quien llegó por primera vez al poder hace 25 años y gobernó de 1996 a 1999 antes de volver al poder en 2009. Actualmente, está siendo juzgado por corrupción.
Final abierto
El jefe de la oposición y sus socios tienen ahora siete días para repartir las carteras y obtener el apoyo del Parlamento, lo que abre un periodo en que todo es todavía posible.
Netanyahu, su partido de derecha, Likud, y sus abogados se afanan por impedir que el primer acuerdo de coalición sin él en dos años consiga la aprobación parlamentaria.
Según la prensa israelí, el presidente del parlamento, Yariv Levin (Likud), podría verse tentado de retrasar una semana el voto de confianza en el Parlamento con la esperanza de que en ese tiempo se resquebraje el bando anti-Netanyahu.
Ante el hotel donde se celebran las discusiones, cientos de manifestantes a favor o en contra de la "coalición del cambio" se congregaron con banderas de Israel, entre una gran vigilancia policial, constató la AFP.
En una coincidencia de fechas, los israelíes seguían sin gobierno el miércoles, pero tenían un presidente recién elegido. El parlamento eligió al laborista Isaac Herzog, de 60 años, a este puesto esencialmente honorífico.
Durante la sesión de la Knéset, algunos de los principales protagonistas del drama político israelí, con aspecto cansado, confiado o preocupado, continuaron las negociaciones.
El líder del partido de derecha radical Yamina, Naftali Bennett, que el lunes se sumó al campo anti-Netanyahu, podría convertirse en primer ministro, en un ejercicio de rotación de poder con Lapid.
A mediados de mayo, Lapid recibió el encargo de formar gobierno después que el actual primer ministro fracasara en su intento en base a los resultados de las elecciones de marzo, las cuartas en dos años.
Y advirtió que el intento, marcado por un conflicto de 11 días entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás, seguía siendo peligroso.
Netanyahu, juzgado por "corrupción" en tres casos, es el primer jefe del gobierno israelí que se enfrenta a cargos penales mientras ostenta el cargo.
Si deja el poder pasará a ser un simple diputado y perderá su influencia para tratar de aprobar una ley que lo proteja de sus problemas legales.
En un clima de fuerte tensión, en el que los partidarios de Netanyahu ven un acuerdo gubernamental como una "traición", se reforzó la seguridad de Bennett y Lapid.
AFP