Uruguay vive la situación “más grave” en la historia de la medicina intensiva en el país

Los Centros de Tratamiento Intensivo de Uruguay viven “una combinación mortal” de una demanda que crece frente a recursos humanos limitados, dijo Arturo Briva, médico intensivista que integra el Grupo Asesor Científico Honorario y trabaja en la Asociación Española.

Actualizado: 29 de marzo de 2021 —  Por: Redacción 180

Uruguay vive la situación “más grave” en la historia de la medicina intensiva en el país

Pablo La Rosa / adhocFOTOS

Briva fue entrevistado en No toquen nada luego de que este sábado, el Sindicato Médico del Uruguay, la Facultad de Medicina y Enfermería y varias sociedades y asociaciones profesionales médicas hicieron un comunicado en el que señalaron que el escenario “es crítico” y que son necesarias “acciones para evitar la catástrofe sanitaria inminente”.

Esas acciones serían: la reducción de la movilidad en su máxima expresión y el cierre de toda actividad no esencial.

El Ministerio de Salud Pública ingormó este domingo que la dotación de CTI aumentó un 50% con el incremento de 321 camas, 900 enfermeros y 300 médicos capacitados para trabajar en esas unidades desde la pandemia.

Hoy hay 827 camas operativas de CTI y en estos días se aumentará capacidad a 946 camas que quedarán operativas en los días posteriores a semana de turismo, con el personal asistencial necesario, agregó.

Briva dijo que “la situación que vive la medicina intensiva hoy es grave. Probablemente la situación más grave que ha vivido en los casi 50 años que tiene de práctica asistencial en Uruguay”.

Más allá de las realidades de cada centro prestador en particular, la base general es que se enfrenta una creciente demanda con escasez de recursos.

“Conozco la realidad del público y del privado y te puedo decir que hay situaciones que son comunes. La escasez de recursos humanos, el agotamiento de la gente que está trabajando, las cuarentenas que estamos teniendo preventivas por contactos tanto asistenciales como sociales. Además, compañeros médicos y enfermeros que caen víctimas de la enfermedad. A todo eso se suma la demanda cada vez mayor por pacientes covid que como lo venimos hablando desde hace tiempo demandan mucho más esfuerzo y trabajo que el crítico común y durante un período más prolongado. Todo eso junto en un período de tiempo que arranca en diciembre del año pasado, hace que las capacidades de respuesta se limiten y las demandas crezcan. Es una combinación mortal”, advirtió el médico intensivista.

El problema, describió Briva, es que el país vive una situación de “crecimiento persistente, cada vez más acelerado de los contagios”. De ellos, un porcentaje seguirá ingresando a cuidados críticos a “una velocidad mucho más grande de la que yo puedo instalar nuevas capacidades de CTI”.

“Toda esta estrategia está basada solo en tener una cama disponible cuando en realidad la dinámica de la enfermedad nos está demostrando que si la circulación del virus aumenta, que aumentan los pacientes críticos, lo van a hacer a una velocidad que le van a ganar siempre a la capacidad que tengamos de apertura de camas. Si a esto le sumo que parte de los que se pueden enfermar son los que integran el equipo que asiste a esos pacientes, yo puedo planificar hoy a las ocho de la mañana que tengo 10 camas disponibles en un prestador y al mediodía tengo varios del personal en cuarentena y ya no tengo esas 10 camas disponibles porque no tengo gente con quien atenderla”, afirmó.

“Entonces la estrategia no se puede basar en crear más camas a un ritmo más rápido que el avance de la enfermedad. Por eso es una estrategia que de por sí está limitada y si no hay control comunitario de la infección, está condenada al fracaso”, agregó.