Riccetto se siente en casa en el Auditorio. Allí volvió en 2012 para ser la primera bailarina del Sodre y allí colgó las zapatillas, en el momento cumbre de su carrera, en 2019.
Ahora comienza su segunda vida. Fuera de los escenarios, y en una oficina, para liderar una compañía que hoy goza de prestigio mundial.
"Siempre tuve la camiseta muy puesta. Creo que ponérmela otra vez por el equipo va a estar muy bueno", le dijo Ricceto a la AFP a propósito de su nuevo rol. Del otro lado del mostrador y con la “vara alta”.
Bajo un proyecto de más de 10 años a cargo del maestro Julio Bocca, el BNS comenzó a brillar con luz propia. El éxito se consolidó con la dirección del bailarín y coreógrafo español Igor Yebra.
"Me da mucho orgullo. Ser uruguaya y tener la dirección del ballet (...) Pero la vara está muy alta y a mí me gustan los desafíos. Así que va a estar bueno verme en acción y llevar a cabo un montón de planes y objetivos", afirmó.
Para entender la revolución del ballet uruguayo solo hay que ver cifras: en 2018, la compañía llegó a su espectador un millón, cuando en 2009 en ocasiones había más bailarines sobre el escenario que gente en el público.
Y en promedio, desde 2010 a 2018, el Ballet Nacional atrajo a más de 100.000 espectadores al año.
Uno de los grandes logros del BNS es su popularidad. Las funciones se agotan en menos de una semana, se invierte en publicidad, los precios son asequibles y sus figuras reconocidas.
"Esa es una de las cosas que el ballet quiere hacer, quiere llegar a todos lados", afirmó Riccetto, que se propuso una meta alta: llegar a los 19 departamentos de Uruguay.
"Ojalá que se dé. Se está trabajando desde ya para eso, sobre todo porque es un año de pandemia y al exterior no vamos a poder salir, entonces enfocarnos en esto me parece que es más positivo y necesario".
"Plan b, c y d"
Riccetto toma las riendas del BNS cuando miles de teatros en todo el mundo han bajado sus telones ante una pandemia que no cede, con bailarines y artistas en seguro de desempleo, practicando sus pliés a través de clases por Zoom. Lejos de los ojos de sus maestros.
No es el caso de Uruguay, que hasta el momento mantiene los espectáculos en vivo. "Quiero que me juegue a favor el hecho de decir: 'somos una de las pocas compañías del mundo que está activa'", dice. "Tengo el deseo de que me juegue a favor. El estar recordando continuamente que somos privilegiados".
Pero tiene claro que las cosas pueden cambiar en un solo día, por lo que se prepara con "un plan b, un plan c, un plan d" para hacer un giro y adaptarse. "Creo que la estructura del auditorio nos permite apoyarnos".
Y si la situación cambia, Riccetto hará énfasis en las redes sociales, en crear "contenido nuevo" y "más moderno", como ya venían haciendo en temporadas anteriores. "Eso se mantiene y se mantiene firme", aseguró.
Otro de sus desafíos será "mantener la inspiración de los bailarines". No descarta hacer coproducciones con países de la región, como Chile y Argentina, en vez de invertir en producciones costosas que vengan de lejos. "Creo que toda la comunidad artística está viviendo momento de tanta incertidumbre que hay mucha empatía", destacó.
Con base en una entrevista de por María Paz Salas, de AFP.