Dos semanas después de su descalificación en el US Open, por golpear con una pelota a una juez de silla, su única derrota en 2020, el serbio logró su 36º título en un Masters 1000, un récord, superando a Rafael Nadal (35), menos de un mes de haber conquistado el de Cincinatti, que se jugó en Nueva York.
El serbio disputaba su décima final en Roma y no se había impuesto en la capital italiana desde 2015, perdiendo después tres finales seguidas (2016, 2017 y 2019).
Pese a la ausencia de Nadal este año contra él en el último partido, Djokovic no se fiaba de Schwartzman (15º jugador mundial), que había derrotado al español en cuartos de final, y contra el que había luchado mucho el año pasado en semifinales en el Foro Itálico.
Los temores se confirmaron al principio del partido: bajo una fina lluvia, Djokovic se mostraba impreciso y buscaba basarse en su primer servicio.
El argentino aprovechó la circunstancia para romperle sus dos primeros servicios y liderar rápidamente por 3-0, gritando, con sus puños apretados, el "Vamos" de rigor, emulando a Nadal.
Pero Djokovic acabó encontrándose e intentó hacer correr al pequeño argentino (1,70 m), que había estado más de tres horas en la pista el sábado en semifinales frente al canadiense Denis Shapovalov. El número uno mundial acabó al final ganando la manga, haciendo valer su experiencia (7-5).
Pero no era claramente el mejor día de Djokovic, como mostraban varias dejadas fallidas, lo que permitió al argentino, muy combativo como siempre, pese a la fatiga, continuar creyendo en ganar el segundo set.
Pero como casi siempre le ocurre cuando llega a los momentos decisivos, "Djoko" hizo la diferencia logrando un break decisivo para ponerse 4-3, para poner rumbo a la victoria final.
"Ha sido una buena semana, pese a que no he jugado mi mejor tenis. Pero estoy satisfecho", dijo el serbio, que ahora aspirará a ganar su segundo Roland-Garros, que comienza dentro de menos de una semana.