Esta racha de 22 participaciones consecutivas en las eliminatorias, la más larga de la historia junto a la de Philadelphia entre 1950 y 1971, concluyó el jueves al quedar los Spurs sin opciones de entrar en la eliminatoria de repesca para los playoffs por la Conferencia Oeste.
Matemáticamente eliminados, los Spurs reservaron el jueves a sus figuras y cerraron su participación en el final de temporada en Disney World (Orlando) con una derrota ante los Utah Jazz (118-112).
Lejos de echar la mirada atrás y sacar brillo a sus cinco campeonatos, o de hacer un ejercicio de nostalgia, Gregg Popovich, el técnico que comandó al equipo estos 22 años, se enfocó en reconocer el trabajo de sus actuales jugadores para llegar con opciones hasta la última jornada.
"No me puede importar menos (acabar la racha)", dijo Popovich, siempre protegido con una mascarilla, ante la prensa.
"No es importante. Lo importante es el momento, hacer lo que tienes que hacer y seguir adelante. Mirar al pasado no es demasiado bueno", afirmó el entrenador, de 71 años.
Después de más de cuatro meses de parón por el coronavirus, los Spurs aterrizaron en Disney World con el cartel de invitados prácticamente de relleno.
San Antonio se situaba en el 12º puesto del Oeste, a cinco victorias de distancia del octavo puesto, el último que da acceso a playoffs, y viajaba a Orlando sin su figura LaMarcus Aldridge.
"Si alguien me hubiera dicho que pelearíamos por los playoffs, le hubiera pedido un control antidrogas", bromeó Popovich el martes.
Pero cuando se reanudó el juego, los Spurs sumaron cinco victorias y tres derrotas con un sistema totalmente diferente, dejando de lado el básquetbol de control y largas posesiones y dejando correr a sus jóvenes promesas como Dejounte Murray o el novato Keldon Johnson.
"Estoy muy contento de la manera que hemos jugado aquí. No teníamos ninguna opción de entrar y básicamente nos la ganamos", dijo Popovic. "Ha sido nuestro mejor juego en todo el año".
Tim Duncan y un equipo de leyenda
La racha histórica de los Spurs comenzó, como a veces ocurre en la NBA, gracias a su peor temporada. En la campaña 1996/97, con su estrella David Robinson lesionado, San Antonio acabó con solo 20 victorias y 62 derrotas y el sorteo del draft les regaló la primera selección.
Popovich, que era el mánager general pero también asumió el banquillo en medio de esa temporada negra, eligió a Tim Duncan y a su alrededor construyó un equipo de leyenda.
En 1999, la pareja Robinson-Duncan conquistó el primer anillo de la franquicia texana derrotando en la final a los New York Knicks. En 2001 aterrizó en el equipo el base francés Tony Parker y un año después se sumó el escolta argentino Manu Ginobili.
Ambos, junto a Duncan, conquistaron otros tres campeonatos en 2003, 2005 y 2007. Y cuando parecía que la dinastía había llegado a su fin, la energía del joven Kahwi Leonard rejuveneció al trío para sumar un último anillo en 2014 frente a los Miami Heat de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh.
Con la paulatina retirada de Duncan (2016), hoy técnico asistente de Popovich, y Ginobili (2018) y la marcha de Parker a los Charlotte Hornets (2018), el equipo parecía quedar en manos de Leonard.
Pero la relación entre el introvertido alero y los Spurs se estropeó a raíz de los problemas físicos de Leonard y fue traspasado en 2018 a los Toronto Raptors, donde ganó sorprendentemente el anillo antes de partir de nuevo hacia su natal California para jugar en Los Angeles Clippers.
Con sus dos estrellas pasada la treintena, Aldridge (35 años) y DeMar DeRozan (31), los Spurs tienen por delante un periodo de reconstrucción con la incertidumbre de si será dirigido por Popovich, quien por ahora ha dejado la puerta abierta a seguir.
"¿Por qué no lo haría?", fue la respuesta de Popovich cuando le preguntaron si estará de nuevo en el banquillo la próxima temporada.
AFP