Generación streaming

El consumo de contenidos online es la nueva norma gracias a la explosión de los servicios de streaming. Con este sistema de distribución, todo está disponible todo el tiempo.

La generación Z, personas nacidas en el 2000 y grupo demográfico que sucede a los Millennials, encuentran en el sitio Youtube todas las novedades.

A comienzos de 2010, la aplicación de música Spotify tenía menos de un millón de suscriptores, casi diez años después cuenta con 248 millones de usuarios. Lo mismo pasa con Netflix, que tenía a principios de la década un poco más de 12 millones, mientras que hoy la plataforma reporta más de 158 millones de usuarios.

El crecimiento del streaming también revolucionó la industria del videojuego: plataformas como Twitch o Mixer permiten a jugadores aficionados o profesionales difundir sus partidas en directo, seguidas en tiempo real por fanáticos que comentan las acciones en los chats. Estas transmisiones pueden llegar a decenas de millones de personas, sobre todo cuando se realizan grandes competencias de juegos como el Fortnite, estos han contribuido a la popularidad de los llamados e-sports.

Las pantallas de televisión y las computadoras de escritorio retrocedieron frente a smartphones y tablets como los dispositivos principales para consumo de entretenimiento y/o noticias.

Maratón televisivo

Hubo un tiempo en que mirar televisión era un asunto de compromiso, una cita con día y hora establecidos: quien quisiera mirar, por ejemplo, "Seinfeld" debía estar frente al televisor durante la emisión. Además, los espectadores más allá del país en donde se emite la serie, sufrían un inevitable período de espera hasta que el estreno o la nueva temporada se emitiera en su país. Ahora, con el crecimiento de los servicios de streaming y el paulatino alejamiento del público de las cadenas de televisión tradicionales y sus grillas de programación, la televisión finalmente se convirtió en un fenómeno global.

La ansiedad por el próximo capítulo, al que había que aguardar una semana, dejó lugar a un nuevo comportamiento: el maratón televisivo. Conocido en inglés como "binge-watching", consiste en mirar una serie completa en el mismo día, algo imposible en el pasado pero que los servicios streaming como Netflix o Amazon alientan al subir a sus plataformas las temporadas enteras.

Presupuestos antes impensados para la televisión, libertad para desarrollar tramas y personajes en amplios arcos narrativos y nombres de peso tanto delante como detrás de cámaras han producido una década de éxitos.

Uno de los fenómenos culturales de la década fue sin dudas "Game of Thrones", la adaptación de los libros del autor George R. R. Martin que se estrenó en 2011 y terminó, tras ocho temporadas, en 2019. La saga fantástico-medieval cautivó a las masas, cosechó un sinfín de premios y propició una industria de productos asociados, convenciones de fanáticos y tours por las locaciones donde se filmó.

El abanico de opciones fue amplio, con títulos que generaron también legiones de seguidores como "Breaking Bad", otra de las grandes series de la década, sobre un profesor de química devenido en narcotraficante, o el terror distópico de "The Handmaid's Tale" ("El Cuento de la Criada"), adaptación de la novela homónima de Margaret Atwood.

La comedia "Modern Family", el drama político "House of Cards" o la frescura de "The Marvelous Mrs. Maisel" también figuraron entre las preferencias del público.

El imperio Disney

En el 2019, la compañía Disney recaudó más de 10.000 millones de dólares anuales. El récord, que el estudio ha logrado superó la marca anterior de 7.600 millones de dólares, de 2016. Sin tener en cuenta el estreno de "Star Wars: The Rise of Skywalker", que a finales de este año cierra una saga especial de nueve películas.

¿Cómo explica el estudio este fenómeno? Varias son las razones, entre ellas la adquisición del fenómeno Marvel, a un costo de miles de millones de dólares que comenzó en 2009. La inversión dio sus frutos, personajes como los de Iron Man, Capitán América y Hulk fueron algunos de los que arrasaron la taquilla durante estos últimos diez años.  Otra de las razones llega en el año 2012, cuando Disney adquiere los derechos del universo de Star Wars, saga creada por George Lucas que tuvo su origen en 1977. Disney compró los estudios de Lucasfilm por más de 4.000 millones de dólares.

Este año, con la adquisición de Fox, incorporó a su catálogo series como "Los Simpson", sagas como "X-Men" y las secuelas previstas de "Avatar", del director James Cameron.

Sumado a esto, la compañía ha transformado clásicos de su viejo catálogo de dibujos animados en películas con actores reales: "El libro de la Selva" y "Aladdin", son algunos ejemplos. 

Diversidad en la música y el cine

Algunos hitos sugieren que ciertas fronteras -no solo geográficas- se han borroneado, y que la diversidad cultural logró acomodarse en el centro del escenario.

La música conoció fenómenos globales inéditos como el éxito del llamado K-Pop (de "Korean pop", pop coreano), con la banda BTS a la cabeza.

También de Corea del Sur llegó en 2012 el superéxito "Gangnam Style", de PSY, que alimentó ese año una fiebre por el paso de baile asociado a la canción, que imitaba el movimiento de un jinete.

En los 2010, Latinoamérica exportó el género reguetón al mundo, como también otro de los géneros conocidos como. Hasta el día de hoy, "Despacito" (2017), de Luis Fonsi, es el video más visto en YouTube con más de 6.500 millones de reproducciones.

En Estados Unidos, la década se cierra con un hit impensable tiempo atrás: "Old Town Road", de Lil Nas X, una fusión de country y rap a cargo de un adolescente afrodescendiente oriundo de Atlanta.

"Transparent", una producción de Amazon, recogió elogios por la forma en que expuso en la pantalla chica a las personas transgénero; por su parte el cine consiguió gran desempeño en la taquilla de la mano de "Black Panther", de Marvel, que logró reinventar las películas de superhéroes con un elenco integrado casi enteramente por actores negros.

Es fundamental para comprender la década, reparar en movimientos de violencia de género como #MeToo y Time's Up, que denunciaron abusos sexuales y disparidad en la industria.

Tanto las academias del cine y la producción discográfica de Estados Unidos acusaron recibo de esos y otros reclamos por mayor diversidad -de género y también racial- en sus filas y cuerpos de votación, que son los que terminan decidiendo sobre premios como el Óscar o el Grammy.

Hace unos días, la revista estadounidense Billboard publicó el ranking de los temas más escuchados de la década. Algunas de las canciones que lideran el ranking son: “Uptown Funk” de Bruno Mars, “Party Rock Anthem” de LMFAO, “Shape of you” de Ed Sheeran, “Closer” de The Chainsmokers y Halsey, “Girls like you” de Maroon 5, “We found love” de Rihanna, “Old time road” de Lil Nas X  y Billy Ray Cyrus, “Somebody that I used to know” de Gotye, “Despacito” de Luis Fonsi y Daddy Yankee y “Rolling in the deep” de Adele.

Mujeres empresarias

Las estrellas de la década estampan su nombre en colecciones de moda, venden sus propios cosméticos o dirigen películas.  Mujeres como Rihanna o Beyoncé representan el nuevo modelo a seguir para toda una generación de superestrellas de la música

Beyoncé se erige a todas luces como la diva de la década: arrasó en Coachella, uno de los principales festivales estadounidenses, tuvo un papel protagónico en la remake de "El Rey León", y cautivó al público y la crítica con su álbum-película "Lemonade".

Pero además está al frente de una marca de ropa deportiva, Ivy Park, que inició una nueva etapa en colaboración con Adidas, y hasta ha dirigido un documental sobre su memorable actuación en Coachella.

Rihanna, la cantante de 31 años nacida en Barbados, no solo ha conquistado una y otra vez las listas de éxitos sino que ha ganado fortunas con una línea de cosméticos y otra de lencería. En 2019 lanzó su propia marca de vestimenta con el gigante del lujo francés LVMH.

La cantautora Taylor Swift, ganadora de diez premios Grammy en la última década, es otro ejemplo. Ha presentado varios perfumes, posee un portafolio de contratos de promoción de productos y ha librado una batalla legal contra su anterior sello discográfico para obtener el control de las grabaciones originales de sus primeros discos.

Lady Gaga confirma la tendencia: además de cantar estándares de jazz con el legendario Tony Bennett y hacer una aparición estelar en la serie "American Horror Story", lanzó su propia línea de cosméticos veganos y asombró al público con su actuación en "Nace una estrella", película por la que ganó un Óscar a la mejor canción original.

En Uruguay hay una nueva generación de cantautoras que ha transformado la escena local. Alfonsina Álvarez, Eli Almic, Florencia Núñez y Papina De Palma (entre 28 a 32 años) son las mujeres solistas que han aprovechado el momento musical del país para destacarse cada uno en su género.  Las cuatro han estado ocupadas componiendo canciones, con varios singles, discos y videoclips en su haber. Son mujeres que han llenado bares y salas. Ellas representan a una generación que ha revolucionado la música en la última década.

AFP