Todo ello en una noche mágica para su país, coronado también en 800 metros (Donavan Brazier) y salto con garrocha (Sam Kendricks).
"No sabéis cómo he pensado en este título todo el año. No sé cuántos atletas han ganado un título en su primer Mundial, pero yo lo he logrado. Cuando crucé la meta sentí alivio, pero no digáis que soy el nuevo Bolt. Soy yo mismo", declaró Lyles.
Lyles terminó la media vuelta de pista en 19 segundos y 83 centésimas, por delante del canadiense Andre De Grasse, plata con 19.95, mientras que el ecuatoriano Álex Quiñónez entró tercero, con 19.98.
Fue la primera medalla mundial de Ecuador en una prueba de pista y la quinta en total en su historia en el evento. Las cuatro anteriores (tres oros y una plata) habían sido conseguidas por el mismo hombre, Jefferson Pérez, en los 20 kilómetros marcha.
La lógica se cumplió por lo tanto en las pruebas individuales de velocidad masculina de Doha-2019, donde Christian Coleman había triunfado el sábado en la final de 100 metros.
Lyles había decidido no disputar el hectómetro en la capital catarí para concentrar esfuerzos en la media vuelta de pista, donde este año asombró al mundo con el 19.50 que le permitió ganar la reunión de Lausana (Suiza) y que le convierte en el cuarto más rápido de la historia en esta distancia.
Tras no acceder a la final en los Juegos de Rio-2016 y lesionarse antes del Mundial de Londres-2017, Lyles pudo conseguir su primer título en una gran competición, a menos de un año del Mundial de Tokio, donde en principio sí tendría pensado atacar el doblete 100-200 metros, donde este año se coronó en la Liga de Diamante.
Lyles es muy consciente de que para ser el rey de la velocidad tiene que ganar la prueba reina, la de los 100 metros, una distancia en la que tiene un récord personal de 9.86, que consiguió en mayo en Shanghai.
Brazier en la tormenta
A la espera de todo lo que la carrera de Lyles puede deparar en el futuro, el atletismo se vio convulsionado este martes por un asunto de fuera de la pista, la suspensión del entrenador estadounidense Alberto Salazar por cuatro años por "organización e incitación a una conducta dopante prohibida".
Uno de los siete atletas de Salazar presentes en Doha-2019, el también estadounidense Donovan Brazier, se impuso en la final de 800 metros (1 minuto, 42 segundos, 34 centésimas).
"Sería realmente idiota que me asocien con todo eso. Creo que la investigación ha comenzado cuando yo estaba en la escuela secundaria. Asociarme con eso sería de ignorantes", indicó Brazier este martes en su conferencia de prensa tras lograr el oro.
El puertorriqueño Wesley Vázquez, que había liderado el ritmo en la primera vuelta, perdió fuelle en el esprint final y acabó en quinto lugar, viendo escaparse la medalla.
Hubo más suspense en la final del salto con garrocha, donde el estadounidense Sam Kendricks y el fenómeno sueco Armand Duplantis brindaron un emocionante pulso, con victoria para el primero, que revalidó así su título mundial.
El joven escandinavo de 19 años superó la barra de 5,97 metros en su último intento y se puso provisionalmente en cabeza. Kendricks, con dos fallos ante esa barra, quedaba virtualmente con la plata, hasta que voló también sobre esa altura en su última oportunidad, para volver a ponerse en cabeza, por un menor número de intentos.
Ninguno de los dos pudo con el 6,02 metros y Kendricks se colgó un nuevo oro, dejando a Duplantis con la plata tras un concurso vibrante hasta el final.
En la otra final del día, la del lanzamiento de jabalina femenino, la victoria fue para la australiana Kelsey-Lee Barber (66,56 metros), que consiguió así su primera corona mundial.
AFP