El director general de la FAO, Jose Graziano da Silva, fue el que le preguntó Tabaré Vázquez por el tema.
A partir de marzo deberíamos ver envases con rombos negros que adviertan sobre el exceso de grasas, grasas trans, azúcar o sal que tenga el alimento que encierran, tal lo que establece un decreto de agosto de 2018 firmado por Vázquez.
El Poder Ejecutivo también envió al Parlamento un proyecto de ley para dar otro alcance al decreto. El texto aún está en la Comisión de Salud del Senado y no se empezó a discutir.
El decreto de agosto detalla los límites de esos componentes para evitar el rombo negro, y establece una tolerancia de 18 meses para que la industria se adapte antes de empezar a cumplir con la norma y empezar a estampar los rombos en los productos que corresponda. Ese plazo vence el 1 de marzo.
Pero se ve que la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, necesita más garantías, porque estuvo en el país José Graziano Da Silva, el director general de ese organismo y dijo en rueda de prensa que le preguntó al presidente Tabaré Vázquez por el etiquetado de alimentos.
Da Silva dijo que Vázquez le aseguró que “va a empujar con toda la fuerza” este tema y que el consumidor pueda “evaluar el impacto que tendrá en su salud” ese alimento que va a comprar.
Desde que se dio a conocer el proyecto de decreto de etiquetado, en junio de 2017, hasta que el presidente lo firmó, en agosto de 2018, hubo un proceso de diálogo y negociación entre el MSP y la industria. El decreto se modificó a partir de aportes de la industria (se flexibilizaron los límites y los plazos para aplicar el etiquetado).
Parte del equipo técnico que trabajó en la redacción del decreto dijo a No toquen nada que después de ese proceso, la última versión estuvo meses a la espera de la firma del presidente.
El temor de la FAO es similar al de los técnicos que trabajaron acá. Que finalmente la Industria de alimentos logre aplazar en un nuevo gobierno la puesta en marcha del etiquetado.
Tanto Graziano Da Silva como otros integrantes de la FAO o la OMS denuncian que es la industria de los alimentos quien más presiona en contra de esta medida.
Lo dijo aquí en No toquen nada Fabio Gomes, asesor en nutrición para las Américas de la Organización Panamericana de la Salud, que comparó el lobby de la industria de alimentos con el de las tabacaleras, al que se enfrentó Vázquez.
“Crece muy fuertemente la evidencia de que la industria de los ultraprocesados se comporta igual que la tabacaleras y la de alcohol para construir la idea de que sus productos son inofensivos o distorsionar y capturar científicos para que sean voceros de lo que pueda favorecer sus productos. Hacer lobbies políticos, apoyar campañas...”, afirmó.
En Uruguay la industria se opuso a esta normativa sin ocultarlo. Discrepan con el criterio aplicado para determinar el exceso de esos componentes dañinos (grasas, azúcar y sal) y con que queden por fuera los alimentos no envasados en ausencia del cliente (panaderías, rotiserías). Hubo un debate sobre esto en la Universidad de la República y ya contamos los principales argumentos que expusieron las voces en contra (CIALI y algunos ingenieros en alimentos) y las voces a favor (MSP, nutricionistas y otros ingenieros en alimentos).
Tras la firma que finalmente fue en agosto de 2018, la industria tiene tiempo hasta el 29 de febrero de 2020 para adaptarse, porque el 1 de marzo, 18 meses después de la firma del decreto, tienen que empezar a aplicar los rombos en sus productos con exceso de sal, azúcar, grasas o grasas trans.