Es más tradicional que el mate o el asado. Cada vez que se aproxima un torneo de la selección y el técnico da la lista de jugadores comienza el debate. En los bares, en las oficinas, en los medios, el tema es quién debió estar y quién no.
Suena lógico que en 23 nombres estén los indiscutidos y aquellos que no lo son. Es ahí donde comienza la subjetividad, cuáles nombres gustan más y cuáles menos. Sin embargo, hay momentos que sirven para medir el grado de confianza que genera lo hecho. Y el armado de la nómina debería ser uno de ellos.
Se podrá criticar a Tabárez en varias cosas, lo que no se puede negar es su coherencia. Él trabaja así. Los que pasaron por selecciones juveniles y los que fueron convocados para los amistosos tienen ventaja sobre los que no. Y, salvo excepciones puntuales como Lucas Torreira o Maxi Gómez, lo ha mantenido. Con esa premisa y una información respecto de los jugadores muy superior a la que tiene el resto arma la lista. Eso no exime al entrenador de posibles fallas, como sucedió en la lista para el Mundial de Rusia. Pero es su metodología, la que aplica desde hace 13 años.
Lo primero visible que entrega la lista de Tabárez de cara a la Copa América de Brasil es que la renovación, una vez más, se impone. Hay seis jugadores que no estuvieron en Rusia.
El entrenador busca de manera evidente opciones en los laterales y apuesta por Giovanni González (24 años) y Marcelo Saracchi (21 años). En la lista ocupan el lugar de Guillermo Varela, de pobre Mundial y peor presente, y de Maxi Pereira, quien se retiró de la selección. El otro cambio es que Diego Laxalt, quien en el Mundial ocupó puesto de volante, pasa a la defensa en lugar de Gastón Silva.
En el medio Federico Valverde (20 años) se ganó su lugar. Lejos de enojarse por su injusto corte previo a la Copa del Mundo superó la tristeza, se afianzó en el Real Madrid y a fuerza de voluntad, constancia y talento tiene lo que merece. También aparece Gastón Pereiro (23 años). Los que ya no están son Carlos Sánchez y Cristian Rodríguez. Valverde y Pereiro se suman a una zona del campo que tiene a Torreira (23 años), Rodrigo Bentancur (21), Naithan Nández (23), Matías Vecino (27) y Giorgian De Arrascaeta (24). Todos jugadores jóvenes y talentosos. El mediocampo debería ser el motor de un equipo al que se le puede exigir más en la elaboración. El nombre que más sorprende es el de Nicolás Lodeiro, quien aparece como volante tras el cambio de posición de Laxalt.
Adelante Jonathan Rodríguez (25 años) se mete en lugar de Jonathan Urretaviscaya.
Hay varios nombres que quedan en el camino y que podrían estar, sí. Apenas dos ejemplos son Kevin Dawson, el mejor arquero del fútbol uruguayo por distancia sideral, y Nicolás López, de buen presente en el Inter de Porto Alegre. ¿Pero saben qué? Para que entre uno debe salir otro. Entonces volvemos al comienzo. Cuestión de metodología del que define y de gustos del resto.
Como sucede desde el 2010, cada Mundial marca el fin de ciclo de algunos jugadores y la posibilidad para otros. La lista es larga. Solo basta recordar que después de un Mundial dejaron la selección jugadores de la talla de Diego Forlán, Diego Lugano, Diego Pérez, Andrés Scotti o Sebastián Abreu. Y se podría continuar.
El nuevo ciclo tendrá como abanderados a Diego Godín, Edinson Cavani, Luis Suárez y Fernando Muslera, son ellos los de mayor experiencia y los que saben que se les terminará su andar con la Celeste una vez finalizado el Mundial de Catar.
A partir de la prudencia y de la discreción Tabárez ha logrado que los jugadores tomen la lista definitiva previa a los torneos como algo natural, una cuestión que es parte del trabajo. Ellos, que son quienes más lo sufren, asumen lo que les toca y miran para delante. Sería bueno que todos pudiésemos hacer lo mismo.
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