El director del Centro de Estudios Fundación Ceibal, Cristobal Cobo, habló en No toquen nada sobre su libro recién publicado, “Acepto las condiciones: usos y abusos de las tecnologías digitales”. En su texto, explica que la primera brecha digital separaba a los que accedían a la tecnología de los que no, pero la brecha actual es otra.
Sobre este cambio, dijo a No toquen nada que “cuando se creó Internet había una cultura tecno-hippie que decía ‘todos somos hermanos, nos tomamos de la mano, no hay diferencia entre ricos y pobres y no hay diferencia entre los que viven en el campo y los que vivimos en la ciudad. Pero ocurrió una ironía y hay una nueva manera de organizar la sociedad entre quienes están poniendo las reglas de juego y quiénes somos usuarios. Esto genera una brecha muy grande porque nosotros no entendemos quién crea estas plataformas”.
“Cedemos nuestra libertad a cambio de la comodidad”— Cobo
Cobo, que es investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, explicó que el escenario actual exige un usuario crítico con los contenidos a los que se enfrenta.
"Cuando buscamos información en Google creemos que estamos accediendo a la verdad pero es una verdad editada. Es parte del juego, pero lo importante es entender que está editada. La complejidad de leer entre líneas en estos contextos, hoy es mucho más difícil que antes”, explicó.
A pesar de esta desigualdad, Cobo enumeró algunos hitos que surgieron por la presión de gobiernos y ciudadanía y sostuvo que es necesario seguir exigiendo.
“Nadie va a poner el diseño de sus plataformas a tu disposición, por iniciativa propia. De la misma manera, las compañías de cigarros no pusieron carteles de advertencia por iniciativa propia. Cómo aseguramos que la configuración esté a medida de las personas y no a medida de quien pone las reglas del juego”, indicó.
Un cable inédito en Chile
No es nuevo que las compañías colaboren con plata en proyectos de cables submarinos. Sin embargo, lo inédito es que ahora Google fabricará su propia autopista de datos de Estados Unidos a Chile, donde tiene el centro de datos más grande de la empresa en toda América Latina.
“Internet no está en la nube, está debajo del mar. Ahora las compañías privadas están empezando a poner sus propias supercarreteras de conexión, como Google, que hace un cable directo hasta Chile. Va a ser difícil romper esto que algunos autores llaman colonialismo digital. Las plataformas las desarrollan terceros, los datos los usan terceros pero los generamos todos nosotros. En este contexto somos casi todos inmigrantes”, sostuvo.
Este cable transportará los datos de internet pero será de uso exclusivo de Google. Esto aísla al resto de los actores e impide de poder auditar lo que Google absorbe de nuestro comportamiento en línea.