Daniel Garat, director ejecutivo de la Cámara de Especialidades Farmacéuticas y Afines, que representa a la industria internacional instalada en el país, dijo en No Toquen Nada que cuando una medicamento sale al mercado ya dio pruebas acabadas de su seguridad.
Garat discrepó con la visión del Profesor Director del Departamento de Farmacología y Terapéutica de Facultad de Medicina, Gustavo Tamosiunas, que sostuvo que en Uruguay “no se conoce el efecto real sobre la población de un medicamento porque se estudia poco”. En el mismo sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que “lo más frecuente es que en ese momento sólo se hayan comprobado la eficacia y seguridad a corto plazo en un pequeño número de personas cuidadosamente seleccionadas. En ocasiones son apenas 500, y rara vez superan los 5000, quienes han recibido el fármaco antes de su salida al mercado. Por tal razón es fundamental controlar la eficacia y seguridad que presentan en condiciones reales, una vez puestos a la venta, los tratamientos nuevos y todavía poco contrastados desde el punto de vista médico”.
“Cuando un medicamento sale al mercado dio pruebas acabadas de su seguridad, eficiencia y eficacia. El producto no llega al país sin estudio previo, hay 10 o 15 años en los que se hacen estudios multicéntricos, que son en miles de pacientes. O sea que hay ciertas pruebas. Pero sería bueno que en el Uruguay, efectivamente, se hiciera farmacovigilancia. Y lo que afirma la OMS no es tan así, ha sido corregido a lo largo de los años”, sostuvo Garat.
"Un medicamento que llega a Uruguay se ha probado en países del mundo que tienen mecanismos de vigilancia sanitaria muchos más afiatados y preparados que el nuestro".
—Alfredo Antía.
Por su parte, Alfredo Antía, presidente de la Asociación de Laboratorios Nacionales, dijo que Uruguay se basa en los controles que hacen otros países. “Sin dudas un medicamento que llega a Uruguay se ha probado en países del mundo que tienen mecanismos de vigilancia sanitaria muchos más afiatados y preparados que el nuestro. Nosotros somos tomadores de la innovación y la vigilancia que allí se hace. Queremos transmitir absoluta calma porque lo que puede leerse de lo que se escucha es que eso se aprueba por una autoridad sanitaria uruguaya y es aquí que se va a someter al escrutinio del resultado. Y no es así, nosotros somos una aldea en el mundo”, afirmó Antía.
De todas maneras, ambos están de acuerdo con que se haga farmacovigilancia en Uruguay, que es lo que propone Tamosiunas desde la academia, y dijeron que para eso es necesario adaptar la legislación e involucrar a las instituciones del sistema de salud.
“Estamos totalmente de acuerdo, los laboratorios que nuclea nuestra cámara son fuertes defensores de la investigación en fase cuatro de farmacovigilancia. Lamentablemente, la legislación uruguaya no se acompasa a los tiempos del mundo”, sostuvo Garat.
Antía agregó, además, que trabajó personalmente en un estudio de fase cuatro, en representación de una empresa multinacional, que está representada por la industria nacional. “Creo que Uruguay tiene mucho para trabajar en fase cuatro, no solo desde el área del MSP, que por cierto fue quien mejor se cargó las pilas con esto, sino también las instituciones de salud, porque es poner al país en la dialéctica de la investigación internacional. Uruguay está en condiciones de hacerlo por sus capacidades y los médicos que tiene”, expresó.