El español, colaborador del sitio elordenmundial.com explicó que Islandia es un referente mundial del estado de bienestar y subrayó que otros países de Europa lo ven como un líder en avances sociales.
Algunos ejemplos que lo demuestran se pueden encontrar en las políticas de igualdad de género y seguridad. En enero de 2018 el gobierno islandés promulgó la primera ley del mundo “que prohibía la brecha salarial y se marcaba el objetivo de acabar con esta discriminación laboral para 2020”, dice el artículo escrito por Hernández.
Además, destaca que Islandia es uno de los países más seguros del mundo, con una tasa de homicidios de 0,3 por 100.000 habitantes, y la Policía no porta armas.
Modelo de educación
La educación también trasciende los partidos políticos y es una razón de orgullo para Islandia, que contiene oportunidades de enseñanza dentro y fuera de los centros escolares. Ahí entra en juego el deporte, que junto con la música y la danza, “intentan ofrecer ocio y entretenimiento colectivo a los más jóvenes casi todos los días de la semana”, explica Hernández.
El origen de esta oferta se remonta a un problema: “A mediados de los años noventa el gobierno descubre que sus jóvenes tienen problemas como depresión y ansiedad, además de no saber qué hacer con el tiempo libre. Por eso están en la calle consumiendo alcohol y drogas”.
Como respuesta a esa realidad surgió el programa “Juventud en Islandia”, que analiza la realidad de la juventud y aplica medidas para mejorar la situación de esta porción de la sociedad.
“Cada dos años se realizan en todas las escuelas e institutos del país encuestas que recogen datos de los adolescentes: pautas de consumo y entretenimiento, características del hogar familiar, situación escolar, inquietudes culturales y cuestiones emocionales. Tras el resultado, se abordan los problemas más recurrentes según cada colegio y distrito. En la segunda parte del plan entran en juego los propios jóvenes, sus familiares y los profesionales educativos: conjuntamente, intentan trazar las posibles soluciones y centrarlas en las circunstancias personales de cada adolescente”, escribe Hernández.
El fútbol, política social
“Cuando el gobierno se pregunta qué hacer con esos jóvenes y su problema durante el tiempo libre, encuentra el camino del deporte y, especialmente, del fútbol”, detalló a No toquen nada David Hernández.
“Crea un espacio de entretenimiento, saludable, donde relacionarse con otros jóvenes y que genera dinámicas provechosas para toda la sociedad”, agregó.
Con esa idea como disparador, lo que siguió fue una serie de inversión pública para proporcionar las instalaciones deportivas necesarias para la práctica del fútbol. Se multiplicaron las canchas de fútbol y “la familia de un escolar islandés recibe cerca de 300 euros anuales por cada hijo para poder costear los gastos de la práctica deportiva”, sostiene Hernández.
“La intención es que toda la sociedad participe de una forma u otra del deporte. El espíritu amateur sigue impregnando el fútbol islandés; la mayoría de los jugadores de renombre terminan recalando en las ligas de Suecia, Noruega o Inglaterra”, concluye.