Esta posición aparece en el documento "Tenencia responsable, bienestar animal y control de la población canina", un trabajo elaborado por la Facultad de Veterinaria, la Sociedad de Medicina Veterinaria y la Academia de Veterinaria.
En el texto se marca un acuerdo preliminar para el tema de los perros potencialmente peligrosos: que la raza puede ser un factor predisponente pero no determinante de la agresividad.
Además, en el documento critican la falta de coordinación en las políticas públicas para el control de los perros.
Registro e identificación
A partir del 1 de octubre del 2017 es obligatorio para los tenedores de perros implante de un microchip con información identificatoria. Además de inscribirse en el Registro Nacional de Animales de Compañía
En la conferencia ls críticas fueron al plan fallido de chips de la Comisión de Tenencia Responsable (Cotryba).
José Piaggio, decano de la facultad de Veterinaria desde 2016, dijo que "el problema es que falta mucho". "Si bien está plasmada la intención de que se debe tener una identificación de los animales, si nosotros vemos cuántos animales están chipeados, identificados y con un tenedor asociado a ese animal, son relativamente muy pocos", afirmó.
Margarita de Miquelerena, presidenta de la Sociedad de Medicina Veterinaria del Uruguay, dijo que no se tiene claro cuántos perros hay y por eso se dan muchos problema.
"Tenemos 1.742.000 caninos y el registro de patentes lo pagan 100.000. No hay un registro. En las especies productivas hay un registro, hay una Declaración Jurada obligatoria. Acá el animal de compañía no entra en esa categoría, tiene otro lugar en la vida de la gente, pero sí es necesario que se promuevan políticas públicas que hagan alguna convivencia lógica", expresó.
"No puede haber niños mordidos, no puede haber espacios públicos sucios, no puede haber animales que provoquen accidentes de tránsito, no puede haber pérdidas económicas en los establecimientos rurales por perros que no tienen contralor. El perro no es responsable, es el humano el responsable y quien tiene que ser obligado o responsabilizado en cuanto a esa tenencia", agregó.
José Piaggio criticó la falta de coordinación en políticas públicas en el tema de control de perros.
"Nosotros visualizamos que la institucionalidad no ayuda. Por ejemplo, competencias de la Comisión de Zoonosis y competencias de la Cotryba no están integralmente coordinadas, entonces no puede ser que una comisión registre de una manera o no identifique a los perros por ejemplo para el cobro de la patente y la otra tenga una visión y una instrumentación diferente con el chip y demás. Creemos que la política pública tiene que ser integral y planificada en una misma dirección y coordinando todas las entidades públicas que tienen competencias", señaló.
Margarita de Miquelerna dijo que la idea de coordinar de una política pública está escrito en la Ley 18.471 del 2009 (ley de tenencia responsable de animales) y en un decreto que no se cumple.
"Hay un plan pero no se lleva a cabo, no se ejecuta. En principio manifiestan no tener recursos pero no han llegado a empezar a caminar o a armonizar determinadas políticas como para que se transite en el sentido en el cual está legislado y normatizado. No hay una contundencia en el objetivo de desarrollo de esta política pública. La población en general necesita que esta política pública se direccione correctamente. Para eso hay una ley, un decreto reglamentario y una normativa existente", aseguró.
Perros peligrosos
Según el acuerdo “la raza puede ser un factor predisponente, pero no un factor determinante de la agresividad canina". Por ejemplo, aproximadamente un 50% de los perros que participaron en eventos agresivos son "mestizos o cruzas, no razas puras", dice el documento.
También sostiene que "en base al conocimiento científico que se encuentra hasta la fecha, no hay elementos suficientes para realizar una lista de PPP (perros potencialmente peligrosos)".
El texto concluye con que "los aspectos ambientales y de educación tienen mayor peso que lo genético a la hora de prevenir problemas de agresividad canina".
Según el decano de la facultad, José Piaggio, ese acuerdo es que raza es un factor pero no es fundamental.
"Lo que nosotros estamos definiendo es que la raza puede ser un factor predisponente pero no un factor determinante de la agresividad. Cualquier perro es capaz de manifestar agresión, hay componentes que no están vinculados a la raza que pueden estar interactuando para que sea un peligro. Pero ese grupo en particular es un grupo que va a seguir trabajando, o sea que lo que aquí figura en el documento es algo general, pero esto de los perros potencialmente peligrosos se va a profundizar", explicó.
Para Miquelerna la agresión de los perros depende más de peso y tamaño que de raza.
"Estigmatizar razas no va a solucionar el problema porque la agresión se produce en todas las razas y en todos los animales. El 50% de los animales protagonistas son cruza, o sea que ni siquiera podemos identificar una raza. Quizás es más fácil hacer una normativa en cuanto al tamaño del animal porque evidentemente la mordida de un animal pequeño como un caniche no va a tener la repercusión ni la entidad en cuanto a lesión que de un animal de fauces grandes y de buena mordida. En muchos lugares el peso y el tamaño del animal hacen a una obligatoriedad o contralor más específico", dijo.
Juan José Mari, presidente de la Academias de Veterinaria del Uruguay, consideró que el tema "dDebería ser analizado más desde el punto de vista científico que desde el punto de vista emocional".
"Quizás la ciencia está un poco dividida, pero hay varios indicios de que hay razas que por tamaño, por fuerza, por hacia qué punto fueron creadas, que tienen más tendencia a atacar. No quiere decir que sean las que produzcan los mayores ataques, sino que son aquellas que cuando se producen los ataques son capaces de producir mayores daños. El tema sería tratar de disminuir en el tiempo esas razas, tratar de convencer a la gente de que esas razas es mejor no tenerlas porque son un peligro dentro de tu casa", agregó