Presentado en Cannes, el primer largometraje sobre este héroe nacional polaco (1932-2007) lleva a la pantalla su libro epónimo, un relato de recuerdos, emociones y dilemas morales que vivió como único reportero extranjero en el último escenario bélico de la Guerra Fría en 1975.
Con una estética que recuerda el videojuego, con imágenes de animación que se suceden a ritmo frenético con música estentórea, sus directores, el español Raúl de la Fuente y el polaco Damian Nenow, arman una cinta seria, a la vez un documento histórico accesible al gran público y un "biopic" sobre uno de los reporteros de guerra más leídos de todos los tiempos.
Su valor documental lo refuerzan las imágenes intercaladas de archivo y varias entrevistas a los supervivientes del conflicto, 40 años después.
Kapuscinski aterrizó en Luanda cuando quienes podían, huían. Los portugueses hacían a toda prisa las maletas para dejar un país en caos, enzarzado en una guerra entre facciones del movimiento de independencia.
Pero no se contentó con escribir desde su habitación de hotel. Emprendió un viaje hacia el frente de batalla, en el sur, jugándose la vida para conocer a los protagonistas de aquel conflicto alimentado en la retaguardia por las potencias enfrentadas en la Guerra Fría.
Las entrañas de la guerra
Lo recibió una carretera plagada de cadáveres a lo largo de decenas de kilómetros. "Perdí para siempre la paz", confiesa Kapuscinski en la cinta presentada el viernes en la selección oficial del Festival de Cannes.
La película recoge en efecto los pensamientos del reportero de la agencia de noticias polaca, un idealista de izquierdas movido por un impulso irremediable de acercarse lo máximo al peligro para dar con la información.
Para Kapuscinski, un periodista debía "mimetizarse con el entorno", afirma a la AFP Raúl de la Fuente. "Siempre dijo que nunca escribiría sobre alguien si no vivía al menos una parte de lo que esa persona vivió. Eso le llevó a meterse en las entrañas de la guerra".
En su viaje al infierno, el reportero conoce a Carlota, una famosa guerrillera, y al comandante Farrusco, un héroe que resiste con apenas un puñado de hombres a la espera de que entren las tropas sudafricanas para aniquilarlos.
Kapuscinski "se centraba en individuos para ver a través de ellos los grandes acontecimientos que definían el mundo. Nunca se centró en la multitud", explica por su parte Nenow.
En un momento en que la proliferación de noticias falsas en internet perjudica la imagen del periodismo, "Un día más con vida" es una oda al oficio y al trabajo sobre el terreno, cuando todavía no había teléfonos móviles ni internet.
"Hoy en día, sigue habiendo este tipo de periodismo, pero en internet es como un susurro. Los medios de comunicación de masa hacen demasiado ruido para oírlo", opina Nenow.
De la Fuente (Goya al mejor cortometraje por "Minerita") y Nenow emplearon diez años para finalizar esta coproducción española-polaca de 86 minutos, que en Cannes aspira al premio Cámara de Oro a la mejor ópera prima.
AFP