Cobo es doctor en ciencias de la comunicación por la Universidad de Barcelona e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, en Reino Unido. Según su visión, los estudiantes tienen que saber cómo funcionan las máquinas para salir de la pasividad en su etapa de aprendizaje y ser mejores ciudadanos.
“El paradigma central se puede explicar de manera muy abstracta, hay que dejar el asiento del pasajero y pasar al del conductor, es decir, tener una actitud menos pasiva de limitarse a saber usar las máquinas y pasar a saber cómo funcionan”, dijo Cobo.
Además, indicó que el programa “no es una materia más, es una herramienta en la que se puede combinar, por ejemplo, arte con ciencia, y así tender un puente. Siguiendo con el ejemplo del auto, se trata de poner un montón de visiones y conocimientos en ese vehículo para resolver problemas”.
El Pensamiento Computacional apunta a transferir un conjunto de conocimientos y habilidades que ayudan a los estudiantes a resolver problemas. Se enseña en Uruguay desde 2017 en 38 instituciones educativas públicas. En 2018 se extenderá la invitación para que todos los centros educativos puedan incorporarse.
La vida cotidiana como objeto de estudio
Sobre el tipo de habilidades que los alumnos adquieren a través del pensamiento computacional, Cobo explicó que “hay un montón de aprendizajes que ocurren fuera del aula, que tienen la posibilidad de desarrollar competencias sociales muy importantes y valoradas en profesionales y ciudadanos, pero a veces no son reconocidas por los sistemas formales”.
Magela Fuzatti, jefa de Laboratorios Tecnológicos del Plan Ceibal dijo que el Pensamiento Computacional brinda herramientas para que los estudiantes puedan adaptarse a la incertidumbre y enfatizó la importancia de prepararlos para el trabajo del futuro.
“Es fundamental trabajar en problemas reales porque no sabemos lo que va a venir después. Entonces, si tenés una cabeza que sabe resolver problemas complejos y algún conocimiento de tecnología, vas a tener la cabeza para lo que se viene, la automatización, que será el trabajo del futuro”, sostuvo Fuzatti.
“El pensamiento computacional está al servicio de los problemas que son relevantes para los niños, porque si trabajan cuestiones que no tienen nada que ver con su mundo, se convierte en algo tremendamente denso y aburrido. Si está en su comunidad y lo puede ayudar con su amigos o una mascota, se convierte en una plataforma para llegar a otras cosas”, agregó Cobo.