El nuevo diseño del etiquetado sustituirá al triángulo amarillo, con una T negra, que se comenzó a exigirse desde 2015, basados en una disposición departamental del 2013. Ahora, la Intendencia de Montevideo (IM) envió un proyecto de decreto a la Junta Departamental para modificar las condiciones actuales.
La chef Laura Rosano, coordinadora nacional de la asociación Slow Food que participó de la discusión del tema con la IM, dijo a 180 que la fiscalización del decreto anterior solo duró unos meses. “Era el mismo símbolo que se utiliza en Brasil y se eligió para que quedara igual en el Mercosur. Luego, cuando cambian las autoridades de la IM en julio de 2015, lo primero que se hace es suspender este decreto con el argumento de que se querían alinear al gobierno nacional”, sostuvo.
A raíz de la suspensión a la que refiere Rosano, las organizaciones civiles, entre ellas Slow Food, denunciaron la situación ante el Defensor del Vecino y después fueron convocados a una reunión en la IM, donde se les informó que querían modificar el etiquetado.
El texto de la nueva reglamentación propuesta por la IM dice que “los alimentos que provienen de organismos genéticamente modificados o que contengan ingredientes producidos a partir de estos, que superen el 1% de material modificado genéticamente respecto a la especie vegetal considerada individualmente, deberán ser etiquetados especialmente conforme lo dispuesto en las presentes normas”.
En 2013, cuando se aprobó por primera vez la exigencia de etiquetar a los alimentos con transgénicos, Uruguay pasó a ser el país 65 en el mundo en brindar esa información a los consumidores.
“Muchas empresas empezaron a etiquetar y se veían las góndolas con polentas y maicena con la T. Fue la industria uruguaya la que comenzó a etiquetar enseguida. Lo que hubo fue una presión muy grande de la industria argentina al gobierno uruguayo por este decreto departamental, porque mucha comida industrializada viene de Argentina y ahí no etiquetan transgénicos”, afirmó Rosano.