El proyecto profundiza a la ley de cuotas votada en 2009, con la que los partidos políticos debían colocar a una mujer cada tres lugares en las listas.
En la votación de este miércoles todos los partidos estuvieron de acuerdo en la relevancia de este proyecto, resultando en una aprobación unánime de 30 votos en 30.
Si bien el texto tenía el acuerdo de todos los sectores, la discusión en el Senado se dio alrededor de la tenencia del poder.
“Acá lo que está en cuestión es una discusión mucho más profunda: no es hombre contra mujer, es una discusión sobre el poder y sobre quién está al frente de él”, dijo la senadora nacionalista Verónica Alonso. Agregó que si bien Uruguay fue pionero en los derechos de las mujeres (ley de divorcio, derecho al voto femenino) eso “ya es historia y los avances han sido lentos”.
Por su parte, Constanza Moreira, del Frente Amplio, dijo que “el poder es un objeto de deseo para los hombres y las mujeres todavía viven la política como sacrificio” y que la discusión era sobre ceder poder, no sobre ganarlo. “Hay que saber ceder poder: los viejos a los jóvenes, los hombres a la mujeres, Montevideo al interior del país”, comentó.
Jorge Larrañaga, del Partido Nacional, le respondió diciendo que no creía en esa visión en la que los hombres se regodeaban con el poder. “En mi actuación política puedo confesar que siempre le he temido al poder. El político o el gobernante que no le tema al poder seguramente pueda terminar siendo víctima de excesos y enormes equivocaciones”, añadió Larrañaga.
Moreira respondió que compartía que había temerle al poder y que no acusó a los hombres de hacerlo por perversos sino que “el cálculo de poder hace parte de la vida del hombre en la civilización occidental y no de la mujer”. Según la legisladora del FA, “para la mujer, la política sigue siendo sacrificial” y que para ellas “el ejercicio del poder tiene un costo muy superior al que tiene para los hombres”.
El senador colorado Pedro Bordaberry dijo que luego de escuchar las exposiciones en la sesión sentía que se arrepentía de ser hombre. “He puesto lo mejor de mí en este proyecto de ley, lo más que he podido, comprometí mi voto el primer día, formamos la subcomisión y trabajamos pero cuando uno llega a acá se encuentra que hablan de nuestro ego, de nuestro apego por el poder, haciendo generalizaciones que creo que son injustas porque hay hombres buenos y hombres malos, y mujeres buenas y mujeres malas”, comentó.
Se refirió a que se plantea un mundo dividido y todos los partidos estaban de acuerdo en votar el proyecto y agregó: “me dan ganas de irme y ponerme una peluca con todas esas acusaciones… pero vaya si hemos peleado por esto que se está votando”. Luego comentó que no se pondría una peluca pero seguiría peleando “porque haya las mismas oportunidades para hombres y mujeres en el Uruguay”.