Los tres músicos tienen varios proyectos en sus espaldas pero a este le ven algo especial, a pesar de que surgió casi por casualidad. Diego Presa, del encantador Buceo Invisible, tenía una fecha en la Sala Zavala Muniz. Se le ocurrió llamar a Gonzalo Deniz, célebre por su alter ego Franny Glass, y a Garo Arakelián, popular en La Trampa y orfebre de Un mundo sin gloria, su disco solista.
Grandes compositores de canciones, para ellos la unión era natural. Sin embargo cuentan que para los otros no lo era tanto. Se juntaron y, como ellos creían, funcionó. Tanto que ya no solo piensan en interpretar sus antiguas canciones en el nuevo formato sino que comenzaron a componer juntos.
Del show en La Trastienda y de lo que viene, hablaron con 180.
Diego, ¿por qué se te ocurrió juntarte con ellos y armar este Astillero?
Diego Presa: Quería hacer algo distinto y tenía una fecha en la Zavala Muniz. Tenía ganas de probar algo diferente, mostrar mis canciones de otra forma. No recuerdo cómo surgió la idea pero me pareció muy natural desde el inicio llamarlos y proponerles compartir esta fecha.
No tenía muchas ideas previas o por lo menos una imagen acabada de lo que quería. En realidad lo definimos en una primera reunión, compartir el repertorio e intervenir en las canciones.
Garo, en esa primera reunión ya te encargaste de definir que se tomó mucho.
Garo Arakelián: Lo dije varias veces. Lo que pasa es que uno tiene que encontrar qué es lo realmente identifica al proyecto. Ellos se pierden en cosas artísticas que generalmente quedan poco fundamentadas... (risas).
Más allá de eso, creo muchísimo en el momento. Las ideas no son ensayos ni propuestas científicas, empirismos para mostrar cómo saldría una cosa, es más que nada tener la confianza en el otro como artista pero también como persona. Yo digo un poco con gracia lo de aquella noche sobre la mesa de cármica pero me parece que todos hemos pasado por muchos proyectos y recordamos que también está la frustración o la decepción. A medida que va pasando el tiempo creo que nos vamos decepcionando menos con los demás, no con uno. (risas)
Fue una cosa muy natural, una propuesta muy sencilla, poco grandilocuente. Era tener la certeza de que nosotros mismos podíamos hacer lo que ahora decimos con el diario del lunes: un trío de tres solistas. La intención fue esa.
El punto común es que son tres grandes autores de canciones. Pero después cada uno tiene estilos diferentes. ¿Qué cosas los unen? ¿Desde dónde armaron este trío?
Gonzalo Deniz: Yo siempre encontré puntos en común entre los tres. Fue así que cuando Diego me propuso la idea no me pareció nada descabellado. Una vez que se hizo realidad el proyecto o la idea del concierto, empecé a encontrar que a otras personas les sorprendía que nosotros hiciéramos un concierto juntos, después un disco y luego un proyecto más a largo plazo.
Pero si bien uno puede encontrar diferencias en la música que hacemos, siempre vi más cercanías que distancias. Y creo que esas distancias hacen que el encuentro entre los tres y la manera en que lo hicimos, que no fue solamente aprendernos las canciones sino intervenir la canción del otro y apropiárnosla, hace que el proyecto tenga un interés más allá de las canciones que ya fueron editadas en nuestros respectivos discos. Va más allá de la suma de las partes.
¿Cómo llegaron a los 18 temas que componen el disco? No sé si en el show hay más...
Garo: Estamos en eso.
Son muchos temas para un disco. ¿Fue complicado decidir qué iba y qué no?
Diego: en el disco fueron las canciones que tocamos en el concierto. Básicamente lo que hicimos fue una lista de cinco canciones propias para proponerle a los otros dos y después una serie de versiones. Teníamos ganas de visitar a algún otro autor. Entre una cantidad considerable de posibles versiones, elegimos tres.
Cohen, Yábor y ETE & Los Problems.
Diego: Ahí había una premisa de buscar que esas versiones tuvieran ciertas características.
Garo: Que no fuera otra vez lo que está pasando desde hace décadas. Versionar temas que pertenecen a un pasado que aunque haya sido 10 años atrás forma parte de la pequeña fiesta de la nostalgia que tiene cada uruguayo. Zafar un poco a eso, ser transgeneracional, transgenérico e incluir un artista extranjero en esta sobredósis casi inmoral que hay de versionar artistas uruguayos como si fueran todos inválidos que están en la calle, necesitando la intervención de buenos hombres como nosotros. Romper un poco con eso.
Me quedé con lo de Yábor. ¿Por qué él?
Garo: Por no caer en los lugares comunes. Una canción de Psiglo, una de Traidores... Con todo respeto porque son amigos pero cada vez que escucho una canción de Psiglo, de los Traidores o de Los Estómagos versionada, lo primero que hago es dejar de escucharla. Ya está. Llega un momento en el que es demasiada intención dedicada a lo mismo.
La verdad es que hay un paisaje de artistas y de compositores uruguayos que trascienden eso que la mayor parte de la gente identifica como el lugar donde pertenece. Yábor es un uruguayo que prácticamente en Uruguay es desconocido porque se fue a Buenos Aires y que en la década del 80, en Emisora del Palacio, que fue el gran difusor de música nacional en ese momento, lo recuerdo como una voz única. Hacía canciones vinculadas a la infancia y al barrio y no era el perfil del Sabalero. Siempre me quedó esa sensación de cómo se puede traer al mundo del adulto todo ese mundo de la infancia. Ojalá que te dure en tu mundo adulto percibir las cosas como lo hacías de niño. Básicamente fue esa la razón.
Cada uno canta su tema, eso supongo que también fue una opción.
Diego: hay momento en los que sí cantamos ...
Digo que el que lleva la “voz cantante” es el autor del tema.
Gonzalo: Se dio de esa manera.
Garo: Tampoco nos queríamos hacer un chiste. El cruce de autores tiene que tener una intención, ya cuando decís de hacer un posavasos con hilo sisal, todo entreverado... era demasiado cosa. (risas)
Gonzalo: Hay una realidad que es que el trabajo fue intenso, preparamos en poco tiempo este concierto. Y cuando nos propusieron grabar un disco decidimos dejarlo tal cual había sido la presentación en vivo. La manera en que fuimos arreglando las canciones se dio de forma azarosa por el orden en el que las fuimos armando, buscando abordar las canciones de diferentes maneras. Si bien en algunas canciones se dio una participación más salpicada, cada uno canta una parte, estaba bueno no repetir eso en otra canción. Si siempre cada uno tenía una parte se iba a volver un poco repetitivo.
No había que forzar nada y cada uno es el mejor en su propia canción.
Diego, vos decías que la lista de versiones era larga. Debe haber sido un trabajo grande de selección.
Diego: Fue un placer. Me resultaba más placentero que pensar en un repertorio propio donde se juegan otras cosas y hay otras implicancias y compromisos.
Gonzalo: Nosotros nunca habíamos tocado los tres juntos y estaban nuestras canciones. Pero al momento de elegir otras canciones que nos representaran y nos dieran ganas de tocarlas los tres, se abría otra puerta. Estaba el reto de no ir a versiones obvias que podíamos hacer nosotros tres. Tratamos de evitar eso.
Leonard Cohen quizás es el más obvio de los tres, la versión que se podía esperar. Pero con el arreglo, con cómo fue saliendo, quedó una versión rara. A priori era difícil hacerla. No pensábamos en cantar en inglés pero fue la canción que entró por su propia fuerza y la pudimos adaptar al repertorio.
¿Además del show, tienen la intención de componer juntos?
Gonzalo: Estamos en eso. Incorporando canciones nuevas al repertorio. Si el tiempo lo permite, al final tendremos una canción nueva, una composición propia del Astillero. No pudo estar incluida en el disco porque la empezamos a ver cuando estábamos grabando. Y eso es parte del proyecto a largo plazo. Era injusto incluir una canción nueva entre tantas que tienen sus años y se han establecido. Ahora naturalmente el proyecto para sobrevivir tiene que tener material original.
Diego: Y eso nos entusiasma.
También es la prueba de que funcionó. El Astillero es por los barcos, por Onetti...
Diego: Tiene un sentido múltiple y por eso nos gustó. Una referencia onettiana pero también tiene que ver con ese lugar de construcción o reparación de barcos para salir al mar con destinos desconocidos.