“Es un disco que hay que escuchar con lupa”. La afirmación puede sonar pretenciosa pero dicha por Luciano Supervielle está muy lejos de eso. Él se refiere a que en ese “pulso velado”, hay mucho de la propia mecánica del instrumento que este registro permite sentir. Eligió cinco pianos para grabar y en cada uno de ellos buscó reflejar algunas de las tradiciones que lo han influido en su formación musical.
Este trabajo es “un experimento musical” al que llegó recogiendo esas influencias pero que “no es definitivo”. “Estoy como transitando y quién sabe por dónde seguiré”, dice.
En ese tránsito, llega a este proyecto con tres patas: el disco, el libro con las partituras y un corto de Agustín Ferrando, el creador de Tiranos Temblad. De hecho, es una especie de disco de dos caras. La segunda, Pianos tiranos, recoge las composiciones que Supervielle hizo para musicalizar esa serie de Youtube.
Mientras se dispone a grabar un nuevo disco con Bajofondo, y en medio de una gran gira por Argentina y otros países de la región, Supervielle llegará al Auditorio del Sodre el 23 de noviembre. Allí presentará en Montevideo este nuevo trabajo, “el más personal” de su carrera.
¿El disco es un homenaje al piano?
Hay un poco de homenaje, no solo al piano sino a las distintas tradiciones del piano. He tenido distintos acercamientos al piano, desde el tango, desde la música clásica, desde mi estilo personal... Y en este disco es como que voy a buscar un poco en cada una de esas referencias que tengo. Efectivamente hay una especie de homenaje a la tradición de los pianos. Grabé en cinco pianos diferentes y busco el sonido desde lo clásico de concierto a una cosa más íntima de salón o un sonido de piano más americano, más brillante.
Gente que sabe de piano con la que escuché el disco me dijo que hay mucho de Chopin.
Hay muchas guiñadas desde muchos lugares a la música clásica. Por un lado a los compositores con los que tuve contacto siendo estudiante de piano: Chopin, Beethoven, Schumann, la escuela francesa con Debussy, Ravel. Lo que más he tocado, lo que más me gusta. Hay muchas guiñadas puntuales.
Después hay guiñadas por el tipo de formato del disco por el hecho de que haya una suite, entre comillas, que es un formato de la música clásica. Además sale el libro de partituras, que está escrito con un lenguaje muy clásico. Traté de ser lo más universal posible a nivel de lectura, que pudiera servir para un estudiante de piano.
¿Por qué decidiste editar el libro de partituras?
Si bien nunca había tenido un proyecto tan pianístico, ya tenía algunas piezas escritas. Mucha gente me ha pedido las partituras. Era como una inquietud que tenía.
Por otro lado, todos los discos significan para mí un reto sobre cómo posicionarme de manera creativa. En otro discos fue ir a un estudio a componer, en otros más en la computadora o componiendo para otros instrumentos, siempre generándome situaciones nuevas de composición para encontrar nuevos sonidos, nuevas ideas, nuevos lenguajes musicales.
En este caso el escribir la música me dio mucho de eso, nuevos caminos. El hecho de pasar de lo que estaba componiendo en el piano al papel, a escribirlo, me dio una perspectiva hacia la música. Corregí mucho sobre el papel, a la vieja usanza. Después una vez que escribí todo tuve que volver a descifrarlo para grabarlo. Hay un proceso de ida y vuelta que generó mucho.
Escribir la música también es una manera de compartirla. Para los pianistas sobre todo y para los músicos en general, da la posibilidad de reinterpretarla, hacerla suya. Tiene esa cosa de abrir, de generar un punto de partida para que después se convierta en otra cosa.
Tengo intención con este disco de hacer versiones, de transformar algunas de estas músicas y el hecho de escribirlas busca eso. Que la gente pueda hurgar en eso.
Versiones con otros músicos, intercambiar...
Tengo ganas.
Escribir la música y publicarla así es algo que no se hace y mucho menos en la música popular. Vos sos un erudito pero sos un músico popular...
Ni hablar. Para mí es un disco de música popular. Si bien tiene cierta conexión con la música clásica, no lo es. Lo que es Bajofondo al tango es este disco a la música clásica. Yo vengo de otro lugar. Si bien tengo contacto con la música clásica, nunca fui concertista ni compositor de música culta. Yo me considero un músico popular. Llega un punto en que todo se superpone. De nada sirve definirlo. Yo cuando compongo esta música no estoy pensando en qué es.
Este disco es definitivamente un disco difícil de catalogar. Pero no considero que haga música clásica. Hago referencia porque tengo cierto contacto con ese género.
Puntualmente, ¿en qué cosas dirías que te inspiraste? ¿Cómo nacen las canciones?
Yo me genero muchas notas auditivas o escritas, ideas grabadas de conceptos. Este disco es muy íntimo, no es un disco de grandes conceptos sino que habla de cosas más personales, vivencias sonaras, de mi vida personal. Creo que en ese sentido hay una relación fuerte con lo que es Tiranos Temblad, con esa visión poética de lo cotidiano, a veces con humor.
El concepto general del disco está en rescatar cosas muy cotidianas pero tratar de darle una lectura más poética, tratar de rescatar la belleza de lo que me rodea. En definitiva se puede transformar en algo universal en la medida en que la gente lo empieza a recibir y a interpretar, cada uno a su modo. En general el arte funciona de esa manera.
¿Cómo te imaginás que reaccionará el público cuando toques en vivo este material? Vos decías que es un disco muy íntimo y creo que eso también se traslada a la escucha.
Estoy obligado a hacer una adaptación para tocarlo en vivo. Para empezar porque parte de la esencia de este disco está en cómo fue grabado, en el detalle. Es un disco que hay que escuchar con lupa, que en el sonido la mecánica del piano tiene un rol fundamental. Es imposible reproducir eso en vivo. Hay un laburo de reinterpretación de cómo llevar este disco al vivo. Además, a medida que voy tocando estas piezas también van evolucionando.
Yo veo este disco como un punto de partida. A medida que las voy tocando y las voy redescubriendo, van evolucionando.
En una época como la actual de tanto ida y vuelta entre artistas y con el público, que toma temas y los samplea, esa “evolución” de las obras está muy presente.
Yo creo que eso es clave. De hecho, muchas de estas piezas están compuestas pensando como si fueran músicas que yo utilizaría para samplear. En otros discos también he sampleado músicas de otras personas pero muchas veces me he generado yo motivos musicales y después los cambio de contexto o los recontextualizo dándole ese tipo de tratamiento como si fuera un sample.
Volvemos de nuevo a lo mismo, por eso yo lo veo como un punto de partida. Tengo ganas de desestructurar, agarrar una melodía y ponerla en otro lugar, con otros contextos para que se vaya transformando. Este disco se convierte de alguna manera en una especie de gran banco de samples que yo pienso utilizar y ojalá que otra gente lo haga.
¿Te gusta bailar?
Me encanta bailar y ha sido un motor creativo muy esencial en mi vida.
Pensaba en eso porque cuando te veo tocar me parece que estás bailando y además en el corto hablás del ritmo.
Lo rítmico es fundamental, sin dudas. Ahí hay un centro magnético que siempre está dirigiendo todo. La parte rítmica, hipnótica, que si bien este disco tiene un lenguaje más clásico, de desarrollo de melodía, siempre trato que aparezca. Eso es el pulso velado, de alguna manera siempre ese hipnotismo del ritmo está volviendo. Eso creo que tiene que ver primitivamente con el baile, más allá de que no sea música para bailar.
¿Por qué decís que bailar para vos ha sido un motor creativo muy esencial?
Tengo naturalmente esa sensibilidad por los ritmos bailables. El hip hop, la música electrónica en general, muchas músicas que son bailables me emocionan. Hay una cuestión natural, primitiva, que casi te diría que no tiene explicación. Para mí la parte rítmica, del hipnotismo, de lo mántrico siempre está.
Luciano Supervielle – Suite para piano & Pulso velado
23 de noviembre
Auditorio Nacional Adela Reta
Entradas en venta de 600 a 1.500 pesos.