Desde este lunes está en librerías Figueredo, a la sombra del poder (Aguilar) de los periodistas Diego Muñoz y Emiliano Zecca. La investigación reconstruye la carrera de Figueredo mediante recolección de documentos y entrevistas a actores relevantes. Entre ellos, el ex ministro de Turismo y Deporte, Héctor Lescano, el ex presidente de la AUF, José Luis Corbo, el fiscal del caso Figueredo en Uruguay, Juan Gómez, y el dueño de Full Play, Hugo Jinkis, que habla por primera vez desde que comenzó el FIFA Gate.
El libro cuenta que en medio de la puja por los derechos de televisión del fútbol uruguayo, en 1998, Figueredo recibió visitas en la AUF. Daniel Delgado, mano derecha del empresario Francisco Casal en ese momento, pidió una reunión con el presidente de la AUF poco antes de la licitación. Algunos días después hubo otro encuentro en el Expreso Pocitos, del que participaron Figueredo e integrantes del Grupo Casal. No se sabe qué pasó en esa mesa pero sí para quién empezó a jugar el presidente tras el encuentro.
En el lapso entre que se aprobó la firma del contrato con Tenfield, en mayo de 1998, y que se firmó el contrato por los derechos comerciales y de televisación en el mes de noviembre, Figueredo compró un apartamento de casi 400.000 dólares en la rambla de Pocitos.
Casi dos meses después de que la oferta de Casal resultó ganadora en aquella cuestionada asamblea de la AUF, donde los 50 millones de dólares ofrecidos por Tenfield fueron más que los 82 millones de Bersabel (empresa dueña de TVC, integrada por el Grupo Clarín, Torneos y Competencias y el Grupo Otegui), una off shore panameña que Figueredo y su segunda esposa representaban compró un apartamento en el edificio Olimpo, construido por Pintos Risso en Rambla República del Perú al 1519. La unidad 601, de muy buena categoría, con una superficie de 191 metros cuadrados, dos terrazas, una frente a la rambla y otra en el contra frente hacia la calle Echevarriarza, con jardín y cochera.
La compra fue realizada el 6 de agosto de 1998 por la empresa Capri Development Inc a Capricar SA; esta última firma era de Pintos Risso. Se pagaron 375.000 dólares, según consta en la Dirección Nacional de Registros.
El ex presidente de Defensor Sporting, Eduardo Arsuaga, dijo en una entrevista con el semanario Búsqueda que Figueredo tenía un 10% de “comisión” por el otorgamiento de los derechos de televisión del fútbol uruguayo. Según dijo una fuente muy cercana al ex presidente de la AUF, la "comisión" fueron 10 cuotas de 500.000 dólares que Figueredo habría recibido en el correr del primer año de contrato.
Cuando el periodista del semanario le preguntó si el dinero era una coima que Figueredo recibía, Arsuaga dijo que sí. “¡Claro! Era una coima. Entonces, coincidentemente, mi amigo Franz Oppenheimer construía edificios con el nieto de Pintos Risso. Figueredo compró poco después de recibir esa coima un apartamento en uno de esos edificios. Y Pintos Risso llamó a Oppenheimer y le contó: ‘Franz, ¿sabés quién compró un apartamento? Figueredo, con 500.000 dólares al contado’. Justito”, dijo el ex presidente de Defensor.
Efectivamente, el director de la empresa Pintos Risso en esa época era la persona mencionada por el ex presidente de Defensor Sporting: Sergio Pintos, nieto del fundador de la empresa, quien actualmente vive en Miami y le vendió ese apartamento a Figueredo.
“Figueredo entró a la empresa un día, se sentó y me dijo: ‘quiero comprarte un apartamento’. Pasaron 17 años, yo no me acuerdo si lo pagó al contado y tampoco si le dije eso a Franz, realmente, no recuerdo si se lo dije. En ese momento era un tema totalmente intrascendente para mí, porque Figueredo era un tipo intrascendente, que estaba conectado con el fútbol, pero no era nadie”, es parte de lo que cuenta Pintos en el libro Figueredo, a la sombra del poder.
Capri Development Inc, la empresa que representaba Figueredo y su esposa, fue creada el 29 de abril de 1998 en Panamá. La dirección que declaró a los efectos del contrato fue en la calle 26 de Marzo, con número de puerta 961. En ese edificio de apartamentos vivía Blanca Figueredo Aguerre, la hermana de Eugenio. El escribano que hizo la compraventa de ese apartamento fue Elder Améndola, amigo y escribano personal de Figueredo, según sus palabras ante la Justicia. Eran del mismo barrio y él lo conoció porque fue jugador, hincha y presidente de Huracán Buceo.
Figueredo declaró ante el fiscal Juan Gómez que tuvo un apartamento frente al Banco Comercial en la rambla, pero no aclaró si se refería a este, que no estaba a su nombre y que luego vendió en 2004 por 250.000 dólares, según consta en la Dirección Nacional de Registros públicos.
La filtración de documentos del estudio jurídico panameño Mossack Fonseca, que sirvió de insumo para la investigación Panamá Papers, reveló que Capri Development Inc era una empresa de Figueredo que fue creada por el estudio de Juan Pedro Damiani en 1998. En ese momento, el presidente de Peñarol también era el vicepresidente de la AUF que presidía Figueredo. El estudio de Damiani le creó a Figueredo más de media docena de empresas con las que el ex presidente de la AUF realizó varias maniobras que se cuentan en el libro.
En esos primeros años de presidencia en AUF Figueredo usó las empresas panameñas para ocultar sus operaciones. Algunas, como Capri Development Inc, solo se usaron para una transacción, como fue el caso de ese apartamento que compró poco tiempo antes de firmar el contrato con Tenfield.
El 20 de noviembre se firmó el contrato y diez días después, el 30 de noviembre de 1998, Figueredo empezó a cobrar su jubilación y se fue a vivir a la rambla de Pocitos. En ese entonces hacía cinco años que no se le conocía ninguna actividad más que la de dirigente de fútbol. En la AUF no recibía un sueldo e incluso declaró que ningún cargo del organismo fue remunerado mientras él estuvo al frente y que durante su presidencia se derogaron los viáticos del ejecutivo. No había plata para nadie, ni siquiera para él.
Hoy esa jubilación es de 8.012 pesos al mes a valores del 2016. Figueredo declaró ante la justicia uruguaya que esta era la actividad que le declaraba a los bancos cuando hacía una operación millonaria.
Presidente y acreedor de Huracán Buceo
El libro también repasa los comienzos de la carrera de Figueredo como dirigente en la Conmebol y también en el fútbol uruguayo, donde fue presidente del club Huracán Buceo.
Huracán Buceo se presentó a Concurso Voluntario de Acreedores el 4 de agosto del 2005. Según consta en el escrito del Síndico del Concurso Voluntario, contador Miguel Aguerre, tres acreedores de los 29 que comparecieron representaban el 87% del Pasivo Concursal de Huracán Buceo. Eran: Figueredo, Francisco Casal y la AUF, a quienes el club les debía 1.503.858 dólares de la deuda total de 1.726.132.
La deuda de Huracán con Figueredo fue por el pase del jugador Julio “Palomo” Rodríguez. El jugador vino de un club de Maldonado y Figueredo compró su pase e hizo firmar un conforme al presidente de Huracán de ese momento, Néstor Larrosa (hoy fallecido) por el doble de la deuda. Rodríguez llegó a una preselección y luego pasó a Nacional, donde no pudo afirmarse. Como el jugador no se pudo vender, Figueredo, con el conforme en la mano, le trabó embargo a su propio club y lo hizo a través de Jalisco Development Inc, una empresa panameña que le abrió el estudio Damiani cuando el presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, era el vicepresidente de la AUF que Figueredo presidía.
Con Jalisco Development Inc. la deuda ascendía a 291.708 dólares. En el escrito de la solicitud de Concurso la dirección es Juncal 1327, apartamento 101. “Cuando el presidente [de Huracán, Mario] Migues pedía postergación de los vencimientos, llamaba a Figueredo para pedirle que aceptara dicho aplazamiento, y Figueredo siempre accedió”, contó un testigo de esas charlas.
Siendo presidente de la AUF, Figueredo era uno de los principales acreedores de su propio club. De allí lanzó su carrera como dirigente e hizo negocios que nunca quedaron claros y que están contados en el libro.
“Como ministro recibí varias veces delegaciones del viejo y querido Huracán Buceo, delegaciones de dirigentes que desde el llano ya habían perdido casi todo pero estaban tratando de mantener por lo menos la sede del club con el gimnasio para una barriada que lo requería, y ya no estaban en condiciones de jugar oficialmente en el fútbol, ni siquiera las divisiones juveniles. Fue doloroso ver cómo quien hace carrera internacional desde la presidencia de un club de esos, se desentiende de esa forma”, dijo en entrevista para este libro Héctor Lescano, exministro de Turismo y Deporte (2005 - 2012).