1. Electrodomésticos
La típica: “Mirá mamá te regalo esta licuadora multiprocesadora microondas pica corta ralla te saca el perro a pasear y te levanta centro a la olla si el 9 se te desmarca del orsai y así nos comemos juntos el placebo de que esto te hace la vida más fácil".
Y ese electrodoméstico con más funciones que Cats en Broadway será una nueva joya del Museo de Electrodomésticos Que Nunca Uso y que se puede visitar gratuitamente en el último estante de la alacena.
2. Flores y chocolates
Que nunca falte el hijo con Edipo no resuelto que le regala a la vieja flores y bombones como si fuese una primera cita. Se muere por llevarla al cine a ver una comedia más liviana que cinco kilos de globos de helio pero bueno, capaz que “Me casé con un boludo” es medio fuerte para mamá.
Pero tampoco nos engañemos: esto también puede ser producto de esas madres a las que les preguntás qué quieren de regalo y te contestan “Nada, yo con unas flores me conformo” y cuando caés con el ramo de yerberas te miran con más ganas de matarte que cuando le rayaste toda la pared con marcador indeleble.
3. Un adorno inútil
Sábado de mañana, visita al bazar y te llevás lo primero que venden así sea un centro de mesa de acero inoxidable que morirá lleno de envoltorios de caramelo, un lápiz sin punta, boletos del año 87, tickets de supermercado, cuatro especies de arañas y media tabla periódica en tierra y polvo. Gracias, nene.
Bollones de vidrio que parecen finísimos son más chinos que la muralla, una bandeja como para servir té, hornito para quemar aceites, candelabros, velas de toda forma, color y aroma, cuadritos con paisajes pasto verde cielo azul onda escritorio de Windows XP y otros grandes artefactos que morirán en el Museo de Adornos Al Cuete que podés visitar gratuitamente los domingos en el aparador del living.
4. Un almuerzo
Luego de una búsqueda exhaustiva, decidís sacar a ventilar a la doña al mejor restaurante que encuentres, mejor conocido como el que ofrezca el mayor descuento con la tarjeta que tengas.
La pasás a buscar en el auto, se sientan en la mejor mesa (la mejor mesa que pudiste conseguir porque llamaste el día antes y ya estaba todo reservado), le decís que pida lo que quiera y hasta lográs generar una charla con ella que dura hasta los postres.
A las 3 ya la dejás en la casa pronto para volver a la tuya a dormir tremenda siesta o rajar al estadio porque hay clásico.
5. Un regalo casero
Este año te pegó una regresión infantil que llegó a jardinera y decidiste hacerle un regalo con tus propias manitos: un cuaderno con fotos pegadas con cascola, un portarretrato personalizado, un poema, un Powerpoint, un video onda exteriores de cumpleaños de 15, un adorno rozando el arte no figurativo que ni vos entendiste o una lámpara hecha con la botella de whisky craquelada que liquidaste la noche anterior y te inspiró.
Tu madre lo recibe con la misma cara mezcla de amor y compasión con la que aceptaba tu collar de fideos a los cinco años y seguramente terminen arrumbados en el mismo lugar.
6. El autorregalo
“Mamá, te conseguí el último CD de Metallica. Cuando lo termines, prestámelo”. Que nunca falte el que regala más para sí mismo que para el homenajeado y ahí termina la madre comiendo un asado con cinco damajuanas de vino y mirando el clásico en directo porque también le regalaron el pack fútbol, vestida con el saco DIVINO que le regaló la nena y que justo es dos talles más chico.
La variante más perversa es una “tarde de juegos con los nietos” mientras vos y tu mujer o marido se duermen la siesta del año.
7. Una escapada
Si alguna vez hiciste cualquiera de los regalos anteriores y te sentís culpable porque tenés algo de corazón, podés compensarla por todos esos años de sufrimiento y regalarle una escapadita que nunca viene mal. Vos fijate acá.