Uruguay se enfrentó a 4 selecciones Top Ten (Gales, Australia, Fiji e Inglaterra), 3 de ellas Top cinco (Gales, Australia e Inglaterra), 2 de ellas locales (Gales e Inglaterra). Nunca son buenas las comparaciones pero para entenderlo bien es como si a la selección Uruguaya de la Liga Universitaria de Futbol le toque el grupo de la muerte en el Mundial y juegue contra Alemania, Holanda, Argentina, y Portugal. Si vuelve con 7 u 8 goles en contra, siendo generoso, en cada partido, nadie se sorprendería. Así de simple, así de difícil. Como el rugby es un deporte lógico y cuando las diferencias son tan grandes entre un equipo y otro es imposible que haya algún tipo de batacazo, es que las goleadas recibidas son una simple anécdota que poca gente se acordará en unos años. Lo que si no se va a olvidar nadie es como un equipo con un promedio 10cm más bajo que los rivales y 100kg menos en el pack de forwards, pudo enfrentarlos y dominarlos por varios pasajes a cada uno de ellos. Me quedo con momentos: Los primeros 15 minutos perfectos contra Gales en el debut, donde supo dominar el juego y el score, con 70.000 personas en contra y con las mil sensaciones que implica un primer partido mundialista para el rugbista uruguayo; los mauls contra Australia buscando el try cuando se podría haber pateado a los palos y sumar; los 2 tries contra Fiji de calidad y varias fases, con pases entre forwards y backs; la defensa de 19 fases, si señores, 19 fases contra Inglaterra que termina en un knock on ingles. Cada uno de estos simples momentos (simples para el que está con el control en la mano sentadito en el sillón) son para aplaudir de pie. A esto hay que sumarle lo de siempre, ese plus del jugador uruguayo más allá del deporte que esté practicando, en este caso tackleando, corriendo y golpeando a destajo a tipos que parecen el 306 de frente, durante los 80min de cada uno de los partidos.
Otros puntos a resaltar son el estado físico envidiable que mostraron durante todo el campeonato para el gran desgaste que implica un partido de ese nivel, una organización y disciplina defensiva nunca vista en una selección uruguaya de rugby, vocación ofensiva las pocas veces que tuvo la pelota. Esto habla de un cuerpo técnico que sabia a lo que iba, lo trabajó y los jugadores lo entendieron y se convencieron de que era la mejor manera de enfrentar a estos monstruos y disfrutar de los partidos. Atrás de todo esto viene la famosa historia ya conocida por todos, del equipo amateur que estudia, trabaja y además se hace tiempo para entrenar todos los días durante 3 años para poder estar en una Copa del Mundo en las mejores condiciones, que le da el tinte heroico al asunto.
Conclusión: La casa está en orden. Después de años que el tren pasara y ningún dirigente haya tenido la visión o la valentía de subirse, ahora el tren pasó y Uruguay está en uno de los 20 vagones de la elite mundial. Ojala sea el principio del viaje y en 4 años el mundo esté hablando de una nueva selección uruguaya que vuelve de una Copa del Mundo, lo que indicará que Los Teros no se han bajado.
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