El penúltimo apronte del seleccionado uruguayo de cara al juego del 20 de setiembre frente a Gales en el Millenium de Cardiff, fue uno de los peores partidos en mucho tiempo. El 0-40 final confirma la cruel realidad que van a afrontar Los Teros en el Mundial. Grandes diferencias en lo físico, en la velocidad y en la técnica hacen que cada partido de este nivel sea un suplicio.
La concentración y disciplina táctica debe ser lo primordial y principal objetivo de Uruguay durante los 80 minutos. Mantener eso no garantiza el triunfo pero permite desarrollar un mejor juego y, como consecuencia, que se baje el score en contra.
El sábado Japón jugó lanzado cada pelota de ataque y Uruguay, a diferencia del primer partido, no lo pudo frenar con su primera línea defensiva. Esto hizo retroceder al equipo muchos metros de primera fase. La defensa es un tema a mejorar de cara al debut si se quiere estar a la altura de las circunstancias. Gales, Australia e Inglaterra no juegan en quinta velocidad como Japón, sino que tienen una caja de hasta 10 velocidades.
En ataque Uruguay tuvo pocas posibilidades, poca obtención y por ende poca posesión lo que hizo que se defienda la mayor parte del partido y no con la agresividad que impone un partido de estas características.
El compromiso que mostraron Felipe Berchesi, Juan Gaminara y Agustin Ormaechea, arriesgando el físico siempre, tackleando y pescando pelotas es digno de elogio. El resto se deberá contagiar, sobre todo a aquellos cuya principal función es justamente lo que hicieron ellos tres.
Faltan días para el debut con un último partido de preparación el domingo 6 frente a País Vasco.
No hace falta ni aclarar que el Mundial no se tratará de ganar partidos sino de capitalizar la experiencia para años venideros, ya que Uruguay va a enfrentar a tres potencias mundiales (con aspiraciones de ser campeones del mundo) y a Fiji, lo cual pensar en un triunfo parece una utopía. Y el rugby es un deporte lógico.
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