La abogada Mirtha Guianze, de este instituto, dijo a No toquen nada que la primera denuncia que tuvieron es de 2013 y desde entonces se han realizado gestiones con ASSE, el Ministerio de Salud Pública y las colonias.
“Alguna cosa se hizo pero no han sido efectivas y generalmente cuando se tomaba alguna resolución las protectoras de animales trataban de que no se procediera contra los perros. Ahí podía ser que se los matara o que se lo cazara y no sé dónde los iban a poner porque realmente ya son animales salvajes. Es un problema muy difícil de resolver pero primero está el derecho de los internos y de los funcionarios, no solo el derecho a una vida digna sino el propio derecho a la vida, porque estas personas corren riesgo de ser atacados en cualquier momento”, señaló.
Un informe de la Facultad de Veterinaria indica que esos animales tienen comportamiento de jauría, por lo que no se los puede tratar como “animales domésticos”.
“Los perros son un peligro para los internos y son un peligro para los funcionarios. En alguna oportunidad los médicos no querían ir a los pabellones a determinada hora cuando las jaurías de perros estaban atacando o podían atacar. Era un problema incluso cuando se bajaban del ómnibus de noche para trabajar”, contó Guianze.
Las colonias Etchepare y Santín Carlos Rossi “corresponden a un modelo que ya está perimido, el de las grandes colonias de alienados”. Sin embargo, se han hecho “muchas obras” y “hay pabellones que están en muy buenas condiciones” pero otros que no.
“Estamos bregando para que todo enfermo mental tenga una atención digna, no solo que haya un marco legal sino que el modelo manicomial sea reemplazado por un modelo de rehabilitación”, afirmó.
Este nuevo modelo “implica que el enfermo mental pueda ser integrado a la sociedad”. “Hay personas que por su propia dolencia no admiten esa rehabilitación pero sí asegurarle condiciones dignas de vida y no estén aislados”, dijo Guianze.