En las últimas horas antes del fin oficial de la campaña, el líder de la derecha, presionado por unos sondeos desfavorables, se ha erigido como guardián de Jerusalén y de las colonias.
Este lunes debía visitar una de las más controvertidas, y acusó a su principal adversario, el laborista Isaac Herzog, al frente en los sondeos, de querer dividir la ciudad santa y dejar de construir para los judíos.
Las legislativas son en gran medida un referéndum a favor o en contra de Netanyahu, de 65 años, primer ministro desde marzo de 2009 y en el poder durante casi un decenio contando el primero de sus tres mandatos, de 1996 a 1999.
El martes, los 5,88 millones de electores israelíes están llamados a elegir a sus 120 diputados.
En la madrugada del miércoles ya debería conocerse una idea bastante precisa de cómo estará compuesta la vigésima Kneset, el Parlamento israelí. Los resultados oficiales definitivos se esperan para el jueves por la tarde, indicó a AFP el portavoz de la comisión electoral.
Pero con la dispersión del voto y la complejidad de las posibles alianzas, los israelíes podrían no conocer el nombre de su próximo jefe de gobierno hasta dentro de varios días o, incluso, semanas.
Netanyahu se multiplica
En el sistema israelí, no es necesariamente el líder del partido más votado quien está llamado a formar gobierno, sino el que, entre los 120 diputados, sea capaz de constituir una coalición con los demás grupos.
Los últimos sondeos dan una ventaja de cuatro escaños a la Unión Sionista, liderada por Herzog (25 o 26), frente al Likud de Netanyahu (21 o 22).
Durante semanas, Netanyahu ha presumido de ser el mejor escudo contra las amenazas del extremismo islamista y un Irán que según él quiere dotarse de la bomba atómica.
Por su parte, Herzog, de 54 años, y su aliada centrista Tzipi Livni, de 56, lo han atacado por el encarecimiento de la vida y la vivienda, y por las diferencias sociales, entre las más grandes en los países desarrollados.
En los últimos días, Netanyahu describió a Herzog y Livni como los candidatos a la "capitulación" frente a las presiones internacionales y las concesiones territoriales para los palestinos, que quieren hacer de Jerusalén Este, ocupado y anexionado, la capital del Estado al que aspiran. Israel, en cambio, considera Jerusalén como su capital unificada e indivisible.
Multiplicando sus intervenciones en los medios, Netanyahu los acusó el lunes de "prometer la división de Jerusalén y condenar las construcciones que yo he hecho en los barrios judíos de Jerusalén".
La promesa de Herzog en Jerusalén
"Están listos para dejarlo todo, para inclinarse ante el dictado que sea, incluyendo un acuerdo nuclear con Irán", dijo el líder conservador al sitio de información Walla.
Netanyahu debía visitar este lunes la colonia de Har Homa, una de las más controvertidas, en Jerusalén este.
A pesar de la indignación de los palestinos y la reprobación de una gran parte de la comunidad internacional, Netanyahu está decidido a seguir construyendo para los judíos en Jerusalén oriental, de mayoría árabe.
Por su parte, Isaac Herzog rechazó las acusaciones de Netanyahu el domingo durante una visita al Muro de los Lamentos.
"Yo sabré salvaguardar Jerusalén y a sus habitantes mejor que cualquier otro dirigente, por mis actos y no solamente por mis palabras", dijo.
Un sondeo publicado el viernes por el Jerusalem Post indicaba que el 12% de los electores interrogados no se habían decidido todavía y que el 72% querían un cambio.
(AFP)