Los dos meses del PIT-CNT junto a los ex presos de Guantánamo

Fernando Gambera, encargado de Relaciones Internacionales del PIT-CNT, contó cómo fueron los dos meses de acompañamiento que le realizaron a los ex presos de Guantánamo. Primero con un seguimiento las 24 horas del día y después retirándose en la noche. Nunca les dieron efectivo, pero sí les hacían las compras y los llevaban al médico.

Actualizado: 22 de febrero de 2015 —  Por: Redacción 180

Los dos meses del PIT-CNT junto a los ex presos de Guantánamo

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El PIT-CNT dejará en manos del Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana (Sedhu) el trabajo de acompañamiento de los seis ex presos de Guantánamo. Gambera trabajó hasta el momento en el tema por la central sindical.

Joel Rosenberg: ¿Cómo fue la reunión y qué puntos trataron?

Fue la segunda reunión de coordinación que tuvimos con el Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana (Sedhu), que es una organización con una trayectoria en este tema de muchos años, fue quien hizo la primera contención y cobertura a los presos políticos uruguayos. En la primera reunión los habíamos puesto a punto; se les informó sobre los tratamientos terapéuticos que algunos están teniendo, que son secuelas de los años de reclusión y las condiciones en que estuvieron recluidos, e incluso secuelas de la tortura. Además, lo que es la rutina cotidiana y un proceso en el que nosotros llegamos a mitad de camino de lo que se nos pidió. Se nos pidió cubrir esta primera etapa de acompañamiento y acercamiento a la cultura y al idioma. Fue un planteo concreto del gobierno al mismo tiempo que se tomaba la decisión de traerlos, con un planteo clarísimo de reserva que tuvimos que respetar durante un tiempo.

¿Trabajaban con Presidencia o con Cancillería?

Con interlocutores de Presidencia designados directamente por el presidente de la República. Lo primero que teníamos que planificar era un lugar lo más adecuado posible para su llegada y estadía. Teníamos esta casa que ahora todos conocen, acá en Palermo. Era un refugio ya, era una casa alquilada por la Comisión de Género del PIT-CNT donde se refugiaba a mujeres víctimas de violencia doméstica. Había quedado en cierto desuso porque se fueron delineando políticas públicas para ese problema. Venía bien, tenía las dimensiones que requería: cuatro dormitorios más dos estares grandes, es amplia. Lo otro era un acompañamiento de 24 horas que duró casi hasta fin de año porque no tenían forma de resolver ni siquiera si el que toma consumo de UTE venía a la casa, no tenían cómo comunicarse. Nosotros suponíamos que gente venía de 13 años de reclusión iba a tener necesidad o ganas de salir afuera, estar en libertad, disfrutar de estar libre, y se programó en ese sentido: nuestros compañeros los acompañaron a salidas que fueron coordinadas con paisanos de su propia comunidad, musulmanes del Chuy y del interior del país que brindaron salidas para que ellos tuvieran cierto esparcimiento.

¿Los traductores quiénes eran?

Hasta hoy tenemos un compañero muy joven. La pregunta me sirve para el reconocimiento de todos los que estuvieron en la primera línea de trabajo. Hay un muchacho, compañero nuestro, que tiene apenas 23 o 24 años, que es quien oficia, además de intérprete, quien ha canalizado y decantado los planteos de un lado y del otro; de los refugiados y a su vez nuestras respuestas.

¿Es un integrante del PIT-CNT que habla árabe?

No. Habla inglés. La rutina era del español al inglés, del inglés al árabe, para que el grupo lo pudiera entender; y al revés. Incluso así fue el otro día la conversación que tuvieron con el Presidente. Esto también fue parte de la tarea. Después hubo una evaluación a fin de año con ellos mismos donde fuimos entendiendo que la línea es muy delgada entre acompañar, ayudar, resolverle cada tema rutinario cada día, y pasar del otro lado de la línea que es estarlos invadiendo. En ese momento, por ahí, pasadas las fiestas con ellos mismos fuimos concluyendo de que en la noche no tenía sentido que estuvieran nuestros compañeros, que era parte de su intimidad, que estaba bueno que se manejara así, ellos se sentían en condiciones de estar solos y nosotros nos fuimos retirando en la rutina diaria. Por la mañana nuestros compañeros van, si tienen que concurrir a alguna consulta médica o algo ven cómo se los acompaña y traslada. En estos momentos, en algunos casos ya se manejan solos, salen a hacer sus mandados.

Las compras básicas durante todo este tiempo para alimentarse e higienizarse, ¿la plata de dónde vino, del PIT-CNT?

Hasta la semana pasada la rutina era que todos los insumos para la casa y mantenimiento de la higiene personal, fue provista por el PIT-CNT aunque se hacía con ellos para que eligieran qué querían comer, de manera que también fuera una forma de interactuar con el barrio, con el comerciante, que los conocieran.

Pero nadie le daba plata al PIT-CNT, ustedes sacaban plata de lo que tienen, de los aportes de los sindicalistas.

Claro, hasta ahora hemos provisto todo lo necesario desde el PIT-CNT que no es otra cosa que la cuota sindical que aportan los trabajadores, solidaridad pura.

Todo este proceso, el acompañarlos al médico, tienen tratamiento terapéutico decías algunos con síndrome postraumático o problemas psicológicos propios de la tortura, ¿cómo fue el relacionamiento para que ustedes los contactaran con esos terceros? ¿Fue sencillo o más difícil de lo que pensaban?

Se nos ha explicado, por supuesto yo no tengo la formación suficiente en esto pero lo voy a tratar de decir a mi manera, que una de las formas más típicas de expresión de lo que es el síndrome postraumático es la desconfianza. Alguien que ha estado sometido a lo que fue la vida en Guantánamo o en condiciones similares, lo que tiene a flor de piel es que cualquiera de nosotros en cualquier momento se puede volver un enemigo. Es una desconfianza que hay que ir superando, círculos concéntricos de confianza a través de quienes vamos ganando esa confianza y de alguna manera introducimos a otro. Eso incluyó a los médicos, a los psiquiatras y a los psicólogos. Por supuesto, no voy a negar, tuvo idas y venidas. Hubo momentos en que se les explicaba qué se les iba a hacer y tenían un momento de retracción y se negaban a ser atendidos; después se ha ido generando un círculo de confianza con los médicos que se vincularon y han ido avanzando. Ese elemento ha estado presente siempre la desconfianza. Es más, incluso en el vínculo con los medios y los periodistas. No hemos sido nosotros quienes hemos filtrado con quiénes hablan y con quiénes no. Siempre ha sido la voluntad de ellos la respetada; pero claramente en eso también hubo idas y venidas.

¿En qué momento pensaron ustedes que se iba a dar el proceso, teniendo en cuenta todos estos elementos, de que empezaran a trabajar y qué es lo que les dicen ellos ahora?

Yo lo he reconocido ya muchas veces públicamente, nos ganó la ansiedad, factiblemente porque tenemos esa deformación, somos al fin y al cabo una central sindical y representantes de trabajadores. La ansiedad nos gana por la convicción de que el trabajo los va a ayudar. De todas maneras, nos han explicado tanto quienes tienen la formación técnica como quienes han pasado por esto, muchos de nuestros veteranos fueron refugiados en alguna parte del mundo y pasaron por las cárceles de la dictadura acá en Uruguay. Efectivamente hay un tiempo en que ellos tienen que desprenderse de la cabeza de preso y superar ese síndrome postraumático para sentirse en condiciones de ejercer la libertad. No es menor esto. Lo primero es el reconocimiento a quienes han ofrecido su trabajo.

¿Hubo muchos ofrecimientos de trabajo?

Sí, sí. En varias ramas de actividad, que de alguna manera tenían en cuenta las destrezas o alguno de los oficios que habían desarrollado antes, aunque algunos de ellos eran muy jóvenes cuando cayeron. Además, hay que reconocer públicamente también que no eran trabajos de tráelo para acá y yo veo qué les doy y qué les pago, no. Eran trabajos formales, con sueldos de laudos correspondientes. Buenos trabajos. Reconocemos que, de acuerdo a lo que se nos asesora, hay que dejarlos recorrer un poco más.

¿Ellos qué les dicen?

Los que tienen algún tema de salud agregan ese tema al argumento. Pero fundamentalmente el argumento que se puede repetir en todos ellos es que todavía no logran tener la capacidad de poder concentrarse en algo. Eso mismo les pasa con la rutina del trabajo del idioma español, y ellos dicen y hacen el gesto de que la cabeza les explota. De que no logran todavía superar la presión psicológica. A eso le agregan, comprendan que salimos en libertad y eso lo celebramos y agradecemos a lo que nos han dado, pero estamos lejos de nuestras familias, la nostalgia, todas esas cosas que se ve que hacen un combo, que hay que tratar de ver si lo pueden ir superando; Pero nosotros vamos a seguir vinculados desde ese lado.

Eso iba a preguntar. El Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana ahora les va a aportar unos 15 mil pesos mensuales. ¿Esa información está correcta?

Sí. Por lo que nos han informado eso es parte de un proyecto a dos años que tiene otros elementos como ir resolviendo sus temas habitacionales, para aquellos que lo decidan traer a sus familias y erradicarlos acá.

Pero estos 15 mil pesos no es por un trabajo determinado, sino que es un dinero que esta organización civil les da.

Esto es una ayuda humanitaria que en todo caso complementará cualquier ingreso que ellos tengan por su esfuerzo y el trabajo.

¿El PIT-CNT tiene algo acordado, firmado, con los ex detenidos de Guantánamo?

No, no. Nosotros simplemente hemos sido acompañamiento en coordinación con las autoridades nacionales, que son las que los resuelven. Nosotros no podemos ni queremos sustituir eso que es así. Y lo que sí tienen firmado ellos con el Estado uruguayo es un documento que, es un modelo de norma internacional, donde tiene derechos que ellos van a adquirir al llegar a Uruguay, el resolverles la atención sanitaria, vivienda, algún ingreso.

¿Y en eso que tiene firmado el Estado uruguayo con ellos está su condición legal como refugiados?

Sí, en realidad ese documento creo que a lo que refiere es al estatuto de refugiado, donde se establecen esos derechos y por otro lado obligaciones, entre las que están aprender idioma, dejarse atender en caso de necesidad de salud y favorecer o poner de sí para su inserción laboral.

¿Y ustedes tienen idea por qué dicen que no saben en qué condición están?

No. Creo que por lo que han expresado, por ejemplo, en la propia reunión con el presidente eso tal vez tenga que ver con lo que hablábamos antes de su estado psicológico, dicen no saber porque de los derechos que están en ese, todavía no se han consustanciado la mayoría. Entonces dicen si éramos esto, entonces por qué todavía no tenemos esto.

Entiendo. Conociendo el documento están exigiendo más de los derechos, mientras les exigen las obligaciones. ¿Cómo fue esa reunión con Mujica? ¿Mujica les insistió en que trabajen?

Él marcó la pauta de la reunión diciendo no es el presidente de la República el que los viene a saludar, sino como padre viejo que podría ser de ustedes. Y de alguna manera hablaba desde un lugar de haber pasado por lo que ellos pasaron. La primer parte de la reunión marcó como una idea de que todavía están en una etapa de autocomplacencia que no les permite darse cuenta que tienen un potencial, tratándose de hombres jóvenes y demás, para desarrollarse en este país si es que así lo resuelven. Eso fue lo otro que quedó bien marcado por el presidente, si resuelven irse el Uruguay les va a dar una mano para irse también. Y me parece que es una comprobación de que el estatuto de refugiado es tal cual como se les dijo y que desde ese punto de vista son libres. Después fue tomando nota de que lo que ellos están sintiendo, desde el lugar que les hablaba se fue consustanciando con lo que ellos sienten, y dejó una puerta abierta para tener una conversación antes de que él se retire como presidente para ver si puede alguna de sus planteos irlos atendiendo. Que sobre todo tenían que ver con certezas en cuanto a dónde voy a vivir.