En los medios de comunicación, en las reuniones de amigos y de familiares el asunto se ha vuelto un tema ineludible, y se tiende a buscar explicaciones complejas a algo que solo tiene, a mi juicio, un causa muy simple: la mayoría de la empresas encuestadoras se equivocaron en los sondeos y, en consecuencia, los resultados reales fueron un gigantesco balde de agua fría para todos aquellos que confiaron en titulares como este:
“Cae la intención de voto al Frente Amplio y sube la del Partido Nacional
Una nueva encuesta de Equipos Mori difundida en Subrayado, mostró que el Frente Amplio tiene 39% de intención de voto, el Partido Nacional 30%, Pedro Bordaberry 13%, Pablo Mieres 2%, indecisos 13%, en blanco o anulados 2% y otros 1%”. (El País, agosto de 2014).
Con esos resultados a la vista era segura la mayoría parlamentaria. Y además, para la segunda vuelta, la oposición tenía motivos para ser optimistas. Con más razón viendo las noticias que producían las empresas encuestadoras con respecto al balotaje a lo largo de todos estos meses:
Interconsul, 30 de setiembre (reproducido por múltiples portales y medios): “De acuerdo a la encuesta de Interconsult, la fórmula del Frente Amplio, Vázquez-Sendic tiene, en un eventual balotaje, una intención de voto del 47%, en tanto la fórmula del Partido Nacional, Lacalle Pou-Larrañaga tiene una intención de voto del 46%”.
“Para Opción Consultores, Vázquez lleva ventaja en balotaje en escenario de empate técnico.Según la encuestadora, Vázquez obtendrá 47,1% de los votos y Lacalle Pou 45%” (El Observador, 1 de octubre).
9 de octubre, Factum: Tabaré Vázquez tendría el 48% de las preferencias y Luis Lacalle Pou un 47%. El director de Factum, Óscar Bottinelli dijo que la segunda vuelta sería "altamente” competitiva y que existe un empate técnico.
El 14 de octubre aparece otra encuesta de Interconsul donde da un punto por encima a Lacalle Pou sobre el doctor Tabaré Vázquez (47% a 46%), y agrega: La razón de este cambio de posiciones es que crece más la intención de voto de los blancos y colorados que la del Frente Amplio, como también el porcentaje de votantes del Partido Colorado que estarían dispuestos a apoyar a Lacalle Pou si finalmente consiguiera llegar a la segunda vuelta.
En contraste con los resultados definitivos de la elección del 26 de octubre pasado, más los datos que nos muestran las encuestas actuales sobre el balotaje —53% Vázquez, 37% Lacalle Pou, según Equipos Mori—, los textos reproducidos más arriba parecen muy antiguos o referidos a otras realidades ajenas a nosotros.
Los números reales, en definitiva, son tan contundentes como una trompada. Y cuando reflejan una situación irreversible, de nada sirve gastar energías y dinero en una “batalla” perdida. Por eso la impresión de que hemos vivido una segunda vuelta muy “chaucha” es relativamente cierta; como también es verdad que esta campaña no ha estado desprovista de alegría en la fuerza mayoritaria, y de mucha dignidad y valentía en quienes están condenados a perder el próximo 30 de noviembre, porque han hecho de “tripas corazón” para remontar una correntada imposible de sortear.
Es de esperar que a partir de diciembre no cunda la vanidad y la soberbia en los victoriosos ni la desazón y el resquemor en quienes seguirán en la oposición por otro período constitucional. Después de todo, ambos pueden ponerse a trabajar seriamente por ese objetivo tan loable como urgente que consiste en luchar para eliminar la indigencia y vencer a la pobreza definitivamente.
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