Para sorpresa de los partidos tradicionales y del Partido Independiente (y aún de muchos frentistas), el Frente Amplio fue un claro ganador: le faltaron 25.415 votos para ganar en la primera vuelta (menos de los votos que perdió en Montevideo entre la elección de 2009 y esta última), pero le alcanzó para tener mayoría parlamentaria por tercer período legislativo.
Remontar estos resultados por parte del doctor Luis Lacalle Pou y sus aliados con el objetivo de ganar la presidencia y tener, en consecuencia, una mayoría muy circunstancial en el Senado, es una tarea imposible.
Con los resultados del escrutinio secundario a la vista los números son rotundos; se los mire como se los mire, por más curiosidades que uno encuentre, no hay Cristo que pueda torcerlos. Con más razón, si tenemos en cuenta la poca volatilidad que presenta el electorado uruguayo.
Ahora bien, como a casi todos los políticos les gusta manipular los números e, incluso, basan sus planteos en ellos, como el enunciado de Lacalle Pou cuando dice que el 52% de los electores no votaron por el Frente Amplio; olvidando —ex profeso— que el 65,8 % no votó al Partido Nacional, creo que merece la pena mirar, responsablemente, los números finales:
1) El Frente tuvo 401.586 votos más que el segundo (PN) y 828.488 votos más que el tercero (PC).
2) Si sumamos los votos conquistados por los blancos, colorados y partidarios del electo senador Pablo Mieres (1.111.679), no alcanzan para igualar a los votos que tuvo el Frente Amplio: 1.134.187. Habría que sumar todos los votos de los partidos no frentistas para lograr apenas superar, en poco más de 25 mil votos, a la fórmula Vázquez-Sendic.
3) El hipotético e improbable triunfo de Lacalle Pou-Larrañaga solo es posible si los votaran todos los blancos, todos los colorados, todos los que eligieron al Partido Independiente y todos optaron por Unión Popular. Así las cosas, podría ponerse “generoso” prestándole los votos del PERI y del PT al Frente, y así ganaría por poco.
4) Como son conscientes de que esto es absolutamente imposible, recurren a una supuesta fisura de los electores frentistas, pese a que todas las evidencias indican que muchos votantes del Frente en elecciones anteriores que optaron por el “voto castigo” ahora, para la segunda vuelta, votarán al doctor Vázquez o, en el peor de los casos, en blanco (hecho que a efectos de la mayoría efectiva para conquistar la Presidencia de la República, da lo mismo).
5) Todo saben, en suma, que el Frente va a ganar la segunda vuelta por la sencilla razón que va a retener al 100% de sus votantes y se llevará porcentajes de todos los otros partidos, incluso de quienes llaman a votar a los blancos y en blanco.
Así las cosas, lo único que no sabemos es cuál va a ser el margen de la victoria frentista. La oposición solo puede aspirar que esa brecha sea lo menos ominosa posible. Lo demás es como creer que Uruguay puede salir campeón del próximo mundial del rugby.
Las opiniones vertidas en las columnas son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente posiciones del Portal 180.