Ronald D. Moore (Battlestar Galactica) produce Helix, la nueva serie de la cadena Syfy. Allí se narra la historia de un grupo de científicos del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos que investiga una posible epidemia en una base en el Ártico. Rápidamente, el equipo liderado por el Dr.Alan Farragut (Billy Campbell) comprende que el virus que analizan tiene el potencial de erradicar a la humanidad. Con eso en claro, se cuelan varias preguntas: ¿quién diseñó el virus?, ¿con qué fin fue creado?, ¿es posible generar una cura a tiempo?
Hasta ahí, el espectador se podría estar enfrentando a un thriller del montón. Pero se estaría obviando el modelo de muñecas rusas de interrogantes que propone Helix, como a la creciente jauría de científicos infectados (primos lejanos de los zombis) que recorren la base, las habilidades aparentemente psíquicas de uno de los personajes centrales, los ojos color hielo del líder de la base del polo, y otras rarezas que conviene no compartir (por si se tienta con la serie, estimado lector).
Como Lost, Helix debe volver creíbles cosas muy extrañas. El desafío que tiene por delante la serie de SyFy es que su escalada argumental no descuide el paquete de soluciones válidas que requiere el gélido universo de la ficción televisiva. Ya lo saben, las incógnitas obesas requieren respuestas obesas.
Si en esta clase de narraciones el goce se alcanza en el mundo especular del lector-espectador, en Helix late una pregunta muy atractiva: ¿se está ante una serie de ciencia ficción o el espectador es rehén de un nuevo relato fantástico?
Contengan las apuestas, comiencen a argumentar.
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