A una parte nada desdeñable de los tres millones de habitantes que tiene Mongolia le gustaría encontrarse en estos momentos en el pellejo de Murun Altankhuyag (Ulaanbaatar, 1989). Este prometedor delantero de 24 años lleva cerca de dos meses tratando de hacer real el sueño prohibido del puñado de compatriotas que tratan de amaestrar la redonda en el país más gélido del planeta: alcanzar el profesionalismo y poder vivir de su gran pasión.
Murun acaba de culminar con éxito su primera semana a prueba con el Krabi FC tailandés, una pequeña escuadra recién ascendida el pasado verano a la Segunda división de aquel país y que en estos momentos ocupa la novena plaza de la clasificación. Tanto que Thongsuk Sampahungsith, el técnico de las ‘águilas de Andaman’ está dispuesto a ofrecerle un contrato por lo que resta de temporada, según afirma su agente, el japonés Takashi Morimoto.
De consumarse el acuerdo entre ambas partes, este explosivo ariete forjado en el balompié universitario estadounidense, a donde llegó en 2010 gracias a una beca que le ha permitido jugar hasta ahora en el Central Methodist Eagles de Missouri, llevaría a buen puerto una aventura que arrancó el pasado 10 de noviembre en Bangkok y a lo largo de la cual ha probado fortuna en cuatro equipos de Tailandia y Laos.
El periplo de Murun por el sudeste asiático no habría sido posible de no haber contado con el apoyo logístico de varios miles de paisanos, fanáticos del deporte rey, que han sufragado buena parte de sus gastos relativos a viajes, alojamiento y manutención con sus donativos desinteresados.
La campaña para recoger fondos con los que alimentar el sueño del internacional mongol comenzó a través de las redes sociales una vez se supo que el Rangsit FC, la escuadra tailandesa que había invitado a Murun a probar fortuna en sus filas, le había ‘cortado’ abruptamente después de dos semanas trabajando a las órdenes del japonés Yoshiaki Maruyama.
Con la decepción aún a flor de piel, su representante recibía la llamada del Suphanburi FC, otro equipo de la Thai Premier League al que se había enfrentado en un amistoso, para ofrecerle la posibilidad de entrenar con ellos y optar a ese ansiado estatus profesional que en el balompié de su país sólo goza un jugador: el brasileño Ernani Moura, mediocampista del Erchim FC, flamante campeón de la Niislel Lig, una competición integrada por ocho equipos que se disputa durante cinco meses escasos por culpa del frío polar que azota a Mongolia durante más de la mitad del año.
La escasez de efectivos en las filas de los ‘war elephants’ y el deseo de su técnico, el brasileño Alexandre Pölking, de reforzar la vanguardia, fue la perfecta combinación astral que colocó de nuevo al mejor jugador mongol de todos los tiempos a las puertas de un hecho histórico para ese gigante estepario (su extensión es tres veces la de España) apelmazado cual sandwich entre Rusia y China, que conserva aún con orgullo muchas de las costumbres heredadas del temido imperio forjado en plena Edad Media a sangre y fuego por las hordas de Gengis Kan.
Sólo faltaba encontrar el modo de cubrir los gastos que generase el nuevo período de prueba, puesto que el Suphanburi no estaba dispuesto a correr con ellos. Morimoto lanzó un S.O.S. a través de facebook para que el pueblo mongol auxiliase a su máximo ídolo y evitara que el goleador del equipo nacional tuviera que regresar a los Estados Unidos sin cumplir el objetivo que le había llevado a Tailandia.
Un fenómeno mediático
La respuesta de la afición fue brutal. El nombre del atacante fue hashtag en Mongolia durante varios días y su propia peña organizó una campaña para recaudar dinero con el que sufragar su costosa estadía. El efecto mediático logrado fue tal que un canal de televisión local, el UBS, envió a un reportero y a un cámara que desde el 4 de diciembre vienen siguiendo a diario todo lo que se cuece en la vida de Altankhuyag como si se tratase de un reality show.
“Estoy muy contento con la visita y el seguimiento que me va a hacer la UBS. Espero que después de verme en acción, muchos compatriotas me sigan apoyando en mi aventura por conseguir hacer realidad el sueño de mi vida. Doy las gracias a UBS y a todos los aficionados al fútbol”, comentó el futbolista en su primera entrevista en directo, justo después de saber que los donativos populares habían superado los 3.000 dólares.
Convertido de la noche a la mañana en estrella televisiva, Murun continuó su camino bajo la atenta mirada del gran público mongol, que pudo así conocer de primera mano su frustración tras ser descartado por parte del Suphanburi, su posterior viaje a la vecina Laos, donde disputó un par de amistosos con el Lao Toyota FC de Vientiane (en uno de ellos anotó tres dianas), o su regreso a Tailandia para ver si a la cuarta podía ser la vencida con el Krabi FC, un escalón por debajo de sus pretensiones iniciales.
Y vaya si lo ha sido. El anuncio en directo, por parte de su representante, de la oferta realizada por el entrenador de las ‘águilas de Andaman’ para contratarle llegó en la víspera de la Nochebuena y disparó la audiencia del citado canal UBS, convirtiéndose en el tramo de programa más visto en la historia de la televisión de Mongolia.
“Doy las gracias a mis compatriotas por apoyarme en esta aventura para conseguir hacer realidad el sueño de mi vida”. Un Murun sollozante aprovechó para dar las gracias a todos sus benefactores durante los 55 días que ha durado su periplo y prometió destinar una parte de sus emolumentos a la academia FC Sumida Ulaanbaatar para potenciar el incipiente fútbol base mongol con el deseo de que, en un futuro no muy lejano, los mejores talentos del país puedan seguir el mismo camino que se dispone a emprender ahora.
Nota escrita por David Ruiz para Grada360.