Manuel Soriano es conocido como escritor (Rugby, Variaciones de Koch) y editor en los dos márgenes del Plata. Desde Montevideo, dirige Topito Ediciones, una editorial que diseña libros para niños que –extrañamente- logran ser disfrutables para los padres.
Hace unos días, Manuel narró que un conocido le contó la historia de cómo Palito Pereira había salido a correr a los ocho años y descubrió que no se podía cansar. Esa idea lo convenció de que Palito podía ser “un buen personaje para un libro infantil”.
Cuando Manuel y el ilustrador Federico Murro (Historiatas) tuvieron la maqueta del libro pronta, se la mostraron a su musa futbolística. Pereira no les cobró derecho de imagen, pero les pidió que hicieran una donación de la tirada del libro a la Fundación Celeste, para su trabajo con escuelas.
La anécdota es increíble. Pero es nada al lado de la historia de Palito -y aún menos ante los dibujos de Murro-.
Un libro que se nutre del deporte tiene, por lo menos, un gran desafío formal: cómo darle movimiento a imágenes estáticas. Con elegancia lúdica, Federico Murro supera el problema –de hecho, la rompe en ese aspecto-. Y es más, desde la comodidad del teclado, Murro le admite a 180 que su amor por el fútbol y una azarosa cercanía con Pereira lo llevaron a comprometerse afectivamente con el arte de El álbum de Palito. Pereira se crío en Punta de Rieles y Murro en Bella Italia (“un barrio que está pegadito y hasta casi entreverado” con el barrio en el que vivió el dibujante hasta los veinte). Pero eso no es todo, ambos jugaron al baby fútbol en el Málaga. Montevideo, damas y caballeros.
El álbum de Palito recrea parte de la historia del jugador de la selección uruguaya a partir de una pregunta que le deben haber hecho mil veces al profesional del Porto: ¿qué pasó por tu cabeza cuando metiste un gol en el mundial?
Aunque hayan escuchado la respuesta, créanme que vale la pena navegar y detenerse en las coloridas páginas de la última apuesta de Topito Ediciones.