Mauricio Erramuspe

Un techo para “pichis” y “chetos”

“En el news de 180 está la respuesta al porqué de meterme en el gremio”. El mensaje de chat de un amigo me sorprendió. Se refería a la nota titulada “PIT-CNT criticó a ‘chetos de Pocitos’ de Un Techo Para Mi País”. “No sé cómo es en otros lados pero si no te metés, deciden tres o cuatro viejos pensando como en el 68”, agregó después.

Actualizado: 27 de mayo de 2013 —  Por: Mauricio Erramuspe

Consolidar la división entre “chetos” y “pichis” desde un estrado sindical es una “animalada”. La palabra también corresponde a mi amigo, el del chat. Pero la comparto plenamente. Y sobre todo celebro actitudes como la suya. Meterse para evitarlas.

El dirigente de un sindicato importantísimo como el de Antel y –¡además!- encargado de Propaganda y Comunicación de la central sindical, Gabriel Molina, dijo este jueves que los sindicatos buscan “una alternativa distinta a la que promueven los chetos de Pocitos con Un Techo Para Mi País, que son cuatro palos y una madera”. “Hay que hablar en serio. Las cosas hay que decirlas de verdad. Eso no es solución. Si en todo caso están aburridos y quieren hacer algo, que se vengan al Plan Juntos, que levanten dos ladrillos, que vengan al plan de vivienda sindical y que laburen”, agregó.

El paro parcial convocado por el PIT-CNT para reclamar una pauta salarial más elevada a la sugerida por el gobierno y ámbitos de participación para los trabajadores, entre otras cosas, llegó a la opinión pública convertido en un panfleto clasista que desconoce increíblemente un trabajo social por el mero origen de quienes lo llevan adelante.

Molina podía criticar la calidad de las casas que construye Techo. Sin duda no son la mejor solución habitacional. Pero no debería cuestionarlas por el origen y lugar de residencia de cientos de jóvenes que están buscándole una solución -o un parche- a un drama habitacional que padece Uruguay.

Pero, además, validar la división entre “chetos” y “pichis” desde una tribuna sindical es una irresponsabilidad. Todo el tiempo hay historias que hablan de peleas entre adolescentes que viven en barrios más favorecidos y otros de la periferia. Se pelean por venir de barrios distintos, una realidad que tiene pocos años en Montevideo. Y es una “fractura” que se debe mitigar desde todos los actores con responsabilidad política y social.

Es inaceptable tratar a todos los jóvenes “de Pocitos” como personas que no saben qué hacer con su tiempo libre y están aburridas. Como también lo es decir que todos los sindicalistas son vagos y están abocados a defender las corporaciones de funcionarios públicos. Son generalizaciones que lastiman e impiden un debate constructivo para encontrar las mejores soluciones a los problemas del país.

¿Cuántos de los “chetos” aludidos por el sindicalista son hijos de empleados del Banco República, afiliados a AEBU? ¿Cuántos tienen padres trabajando en Ancap o en la propia Antel de Molina? ¿Cuál es la “burguesía” que se alude y critica?

El Plan Juntos que mencionó Molina como ejemplo tampoco tiene muchas cifras buenas para mostrar. Pese a tener un decidido apoyo presidencial, incluso con parte del salario de José Mujica, no ha sido una aplanadora constructora de viviendas. Se ha encontrado con realidades complejas, difíciles de abordar, que necesitan mucho más que eslóganes y panfletos. Requieren análisis profesional, comprometido, y políticas públicas coherentes que se nutran, por qué no, de las iniciativas de la sociedad civil.

El mismo trabajo que está haciendo el PIT-CNT, por ejemplo, al promover la integración laboral de adolescentes en conflicto con la ley. Ahí está la pelea.

P.D.: Este lunes se concretó una reunión entre la central sindical y Techo. Rapidamente, las organizaciones transformaron un error en un saludable ejemplo de diálogo y, quizás, colaboración.



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