Aguada campeón, el grito de un pueblo

Aguada le ganó a Defensor Sporting 86 a 72 y obtuvo la Liga Uruguaya de Básquetbol. Con un Leandro García Morales extraordinario, anotó 38 puntos, y un grupo de jugadores con más jerarquía que años al servicio del equipo, el aguatero consigue el título tras 36 años y su pueblo celebra con toda justicia.

Actualizado: 07 de mayo de 2013 —  Por: Diego Muñoz

Aguada campeón, el grito de un pueblo

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Muchos de los que lloran nunca vieron a su equipo así. Pero, como en una religión, fueron a cada cancha movilizados por los colores sin importar dónde era.

Muchos de los que abrazan al que está al lado sin saber quién es, tienen apenas vagos recuerdos de su infancia. Pero tampoco les importó. Estuvieron 36 años recorriendo gimnasios en Primera y en Segunda.

Los más viejos atesoran imágenes en su memoria y tal vez algunas fotos en blanco y negro. Pero supieron encontrar otra motivación. Entonces, esperaron sin perder la ilusión otra noche como la que están viviendo ahora.

Todos están unidos por una misma pasión. La de dos colores que hoy están en lo más alto del básquetbol uruguayo para emoción de todo su pueblo.

Aguada es el campeón de la Liga. El título lo empezó a ganar cuando contrató a principio de temporada a Leandro García Morales. Único, decisivo, determinante todo el año. Un extraterrestre en el séptimo juego donde anotó los 25 libres que tiró. El mejor jugador de la Liga fue el faro que guió al equipo siempre. Dentro y fuera de la cancha. Lo mismo se encargó de tomar la pelota cuando el rival complicaba dentro de la cancha como de plantarse cuando el equipo estuvo a punto de perder el rumbo fuera. Se expuso ante todos para salvar al equipo. Hoy eso no se debe olvidar.

Al final del partido, lejos de las luces y de los vendedores de humo, Leandro contempla su obra. Los hinchas de Aguada tienen suerte de disfrutarlo. Está al nivel de los mejores de la historia del club.

A García Morales lo acompañaron jugadores con más clase que años. Alejandro Muro fue uno de ellos. Su inteligencia para ver el juego le dio desahogo al equipo siempre. Pablo Morales fue otro estandarte. Su muñeca infalible superó a su rodilla maltrecha.

La base fue el punto más inestable pero a pesar de eso Diego González resultó importante en varios momentos de la temporada.

Abajo del tablero Gregory Dilligard se revolvió todo el año. Demostró que es un extranjero comprometido con la causa y rendidor. El salto de calidad lo dio con Jeremis Smith quien aportó rebotes y potencia.

El enorme compromiso de los recambios también ayudó a lo largo de la temporada.

Afuera también hubo mérito. El presidente, Flavio Perchman, apostó fuerte sin escatimar esfuerzos económicos, Marcelo Capalbo armó el equipo y Javier Espíndola y Diego Losada llegaron para ordenar la casa.

Todos ellos son protagonistas de un título histórico.

La decisiva final se decidió en el último cuarto. Después de 30 minutos parejos entraron a jugar el último período con un marcador de 55 a 54 a favor del rojiverde. Tras una conversión para cada equipo Aguada colocó un 12 a 0 lapidario. Poco importó la ausencia de Smith y el plantel corto. Los títulos los ganan los hombres. Y Aguada tiene de sobra. Ellos supieron desde que eliminaron a Malvín que estaban ante una oportunidad que no iban a dejar pasar.

En las tribunas la gente aguatera empezó a palpitar el festejo. Sporting estaba desesperado mientras Aguada jugaba el partido que más le convenía.

Los últimos minutos son una locura. A nadie le importa el partido. La gente salta en las tribunas, los jugadores saltan en la cancha, Leandro sigue embocando libres.

Llega el final. El Palacio revienta. Después de 36 años Aguada es campeón. De la mano de un extraterrestre, con la ayuda de todo el plantel y el aliento de un pueblo.