La única prueba que tiene la Justicia hasta ahora es la confesión de Marcelo Pereira, enfermero del Hospital Maciel, quien dijo haber matado a cinco personas y Ariel Acevedo, enfermero de la Asociación Española, que reconoció 10 homicidios.
Los especialistas forenses analizaron las ocho historias clínicas principales. La conclusión es que en todos los casos la muerte era esperable y en algunos casos inevitable en el corto plazo. Además, no se advirtió en ningún caso un desmejoramiento inesperado de los pacientes.
Los forenses entregaron un informe sobre el caso de Santa Gladys Lemos, que motivo el inicio de las actuaciones de la Justicia. Luego se entregó otro donde se analizan siete casos que fueron señalados como los casos más sospechosos.
El único caso que tuvo una autopsia fue el de Gladys Santa Lemos, la paciente que fue la clave en el caso. Según dijeron fuentes judiciales a No toquen nada, los médicos concluyen que la mujer murió por un trombo-embolismo pulmonar. Pereira dijo que la había matado administrándole morfina, pero en su cuerpo se encontró lidocaina, una sustancia que no estaba indicada y que es sospechosa. Morfina solo se encontró a nivel de trazas y no en cantidades relevantes.
La mujer sufrió el trombo-embolismo pulmonar previo al ingreso al CTI, donde trabajaba Pereira, y eso fue lo que provocó su muerte.
En los otros siete casos, no se encontró ninguna evidencia que marque una peoría inesperada o que un factor externo haya incidido en la muerte.
El informe médico fue realizado por Domingo Mederos Catalano (Médico Forense de la Sede), Domingo Perona Rilo (Director del Departamento de Medicina Forense del Instituto Técnico Forense) y Hugo Rodríguez Almada (Director de la Cátedra de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República).
La Junta Médica analizará ahora los cientos de casos que restan, a pesar de que en los principales casos no apareció ninguna evidencia médica. Sin embargo, las exhumaciones están descartadas porque se considera que no pueden aportar nada.