Gregorio atiende el teléfono con el mismo tono de voz bajo y calmo de siempre. Hace minutos había vuelto a su casa luego de estar en Los Aromos, donde estuvo para despedirse del plantel. “Las despedidas no son agradables y menos cuando se trata de gente con la que había una gran relación”, contó a 180.
“Estoy bien, más fuerte que nunca. La verdad es que no lo esperaba, sobre todo por la información que me llegó después del partido que jugamos con El Tanque”, dijo. El entrenador se refería a la llamada que el propio Damiani le hizo el domingo por la tarde. “Me llamó a las dos de la tarde y me dijo que siguiera trabajando tranquilo, que había una reunión pedida por los consejeros para la tarde y que se las iba a dar para unificar a la directiva. Sobre las 10 de la noche me llamó Osvaldo Giménez para decirme que estaba echado”, contó.
Pérez confirmó que tras el anuncio rechazó la visita de Damiani y otros consejeros: “Giménez me dijo que venían a mi casa a hablar conmigo y le respondí que no lo hicieran, que no era conveniente”.
El técnico confesó que después de la derrota ante Nacional de Medellín creyó que lo podían cesar pero pasado el partido con El Tanque sintió que no corría riesgos su puesto. “Sobre todo por lo que me dijo Damiani”, indicó.
“En los días posteriores al partido por la Copa y previos a El Tanque se hablaron muchas cosas pero me fortalecían para seguir adelante y que el plantel estaba conmigo. Y que de este paso íbamos a salir”, manifestó Pérez.
Consultado sobre si su amor por Peñarol lo llevó a aceptar el ofrecimiento para volver al club sin meditarlo demasiado y sin tomar en cuenta que la misma persona que lo había echado lo llamaba reconoció que “sí” y agregó: “Esa pasión por Peñarol me llevó a aceptar y a estar en el club sin pensarlo mucho. De todas formas no me arrepiento”.
Al final agradeció a la gente por "ese cariño que no se compra, que es espontáneo".
