Iban 30 minutos del segundo tiempo y el partido se iba en medio de la apatía. Peñarol ya había asegurado los tres puntos en la primera parte por lo que se tomaba las cosas con calma mientras El Tanque era un canto a la inexpresividad.
Entonces, la hinchada se metió de lleno en la discusión sobre el entrenador. “Vení vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar y de la mano de don Gregorio, todos la vuelta vamos a dar”, rugió la Ámsterdam. Y se contagió el resto del Centenario. Las 10.000 personas que fueron al partido dejaron la garganta para que los dirigentes entendieran que ellos quieren que Gregorio Pérez continúe al frente del plantel. Y después retumbó el “Gregorio, Gregorio”. El DT aplaudió con sus manos sobre la cabeza.
Todo lo demás pasó a un plano secundario. Lo más importante de la tarde - noche pasó en esos minutos. Ahora los dirigentes tienen la palabra. Hay que ver si ante semejante muestra de apoyo el presidente, Juan Pedro Damiani, y la mayoría de los consejeros mantienen su postura de cesar a Pérez.
La respuesta no parece sencilla. Más aún cuando la reunión es el martes y un día después Peñarol sale a la cancha para enfrentar a Bella Vista. Si el jueves Damiani evaluaba los costos de echar a Gregorio, este sábado le quedó claro lo caro que cuesta.
Mientras, Pérez se presentó en el vestuario y no dejó lugar a dudas. “Yo tengo un contrato. Yo sigo”, dijo. Pero también evidenció su molestia con la actitud de los directivos: “Lo que estoy viviendo no se lo deseo a nadie”, declaró.
En la cancha Peñarol ganó sin discusión. Dominó cuando se lo propuso y marcó dos goles que pudieron ser más.
Darío abrió la cuenta con un cabezazo a los 15 minutos.
Los minutos posteriores fueron todos del carbonero que contó con varias posibilidades para aumentar. Sin embargo falló en la definición.
Luego el partido se volvió tedioso, con la pelota lejos de los arcos y pocas jugadas elaboradas.
Pero en el cierre del primer tiempo Maxi Pérez habilitó a Rodrigo Mora quien asistió a Estoyanoff para el 2 a 0.
En el segundo tiempo Peñarol controló el juego ante un rival inofensivo. En el Estadio no pasaba nada, apenas algún cañito de Estoyanoff sacudía la rutina, hasta que la hinchada emitió su voto. Y le mandó un mensaje directo a los que deciden, que ahora cargan con el pronunciamiento de la gente. Hace unos años el teléfono le sonó a Gregorio. Fue la llamada de la despedida. Esta vez al que le sonó fue a Damiani. Y le sonó fuerte.