Pizza casera y canal Gourmet para cuidar a Pepe

Es la principal senadora del oficialismo y la esposa del presidente, José Mujica. Lucía Topolansky habló de la vida y el trabajo en la “chacra presidencial” y de la tranquilidad de Anchorena. Contó que compraron su primera computadora para modernizarse y reivindicó el valor de la mesa familiar donde se sientan a comer juntos al menos una vez al día. La pizza casera es el plato preferido de “Pepe” entre todos los que prepara Lucía, que es fanática de El Gourmet.com y usa los informativos como somníferos.

Actualizado: 24 de setiembre de 2012 —  Por: Joel Rosenberg

Pizza casera y canal Gourmet para cuidar a Pepe

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Lucía, usted dijo que la figura de la primera dama no existe y en realidad lo está haciendo de esa manera, no está haciendo de primera dama.

Hay países que en su tramado institucional tienen una figura de Primera Dama, que tiene un presupuesto, que tiene una secretaría, que tiene una serie de cometidos. En Uruguay no existe eso porque Uruguay es un país bastante republicano y se elige un ciudadano que puede ser hombre o mujer para la función de Presidente. ¿Pero qué sucedió en Uruguay? Yo me acuerdo bien de la señora de Gestido, que fue quien estuvo antes de Pacheco. Gestido vivió siempre en su casa de la calle Libertad, y yo me acuerdo de que la señora barría la vereda como cualquier ama de casa de Pocitos en esos años. Y esto de entrar a ser una especie de figura y de que se le atribuyeran obras sociales vino con la mujer de Pacheco. Y se retomó después de la dictadura, salvo la señora de Sanguinetti que siempre reivindicó la no existencia de la primera dama y como es historiadora tenía una cantidad de elementos para hacerlo.

Ahora, a mí se me presenta otro dilema, porque como yo tengo un cargo institucional que es el de senadora, yo puedo acompañar protocolarmente o como toda mi vida he acompañado a mi pareja a muchos lugares, a muchas cosas, y eso está bien, no tengo nada contra eso. Pero estoy un poco enojada, ya le dije al canciller, porque los del protocolo y ceremonial del Ministerio de Relaciones Exteriores mandan unas notas. La otra vuelta me mandaban una nota que la Embajada Uruguaya en Malasia me mandaba una invitación para una conferencia de Primeras Damas “Un niño, un líder”. La conferencia era un bolazo absoluto porque ni siquiera te ponías referencias, materiales de contenido, nada, era un título nada más. Lo llamé al Canciller y le dije que no me manden más invitaciones. Si quieren hacer representar al Uruguay y precisan una senadora para representar al Uruguay, fantástico, si me cuadra en la agenda voy. Pero así no va más. Y no me quiero pelear con tus subalternos, tratá de arreglarlo”.

¿Qué cambió en el día a día?

En el día a día, en realidad, la presencia de la custodia, que nos trajo un poco de tranquilidad, porque mi casa era una romería.

Se calmó igual eso, ¿no?

Sí, bueno, porque los policías que están en la puerta filtran a todo el mundo.

Ah, sigue yendo gente.

Sí, sigue yendo, sí.

A pedir qué cosas.

No tanto ahora a pedir porque ya agarraron la onda de que están las policías. Porque siempre la gente tiene una noción equivocada. Cuando uno tiene una responsabilidad política y la encara con seriedad, uno tiene organizado. Yo en mi despacho tengo organizado. Si me vienen a plantear un tema de salud o de vivienda, ya tenemos todo un protocolo y trabajamos sobre el tema y damos las respuestas. Pero eso lo organizo con mi equipo. Ahora, si me vienen a traer el problema a mi casa, yo los puedo escuchar pero después no sé dónde dejo el papel, me tengo que acordar de llevarlo al Palacio. Eso ha cambiado un poco y en realidad uno lo que siente es que es un país enormemente jerárquico, que la gente tiene en su imaginario la jerarquía, eso es imposible de sacárselo de la cabeza.

¿En qué sentido? ¿En qué lo nota?

Por ejemplo, nosotros muchas veces acá en Montevideo cuando vamos para Colonia nos metemos en un boliche, porque por la edad que tenemos nos gusta hacer boliche.

Cuando van a Anchorena.

Cuando vamos a Anchorena o acá en Montevideo que tenemos un boliche donde paramos. Entonces nos gusta sentarnos en una mesita, tomar algo, conversar, nos gusta esa vida, porque siempre lo hicimos y tenemos el hábito. Y ahora la gente dice “¡ay, un presidente en un bar!” Como si el presidente siempre tenía que tener distancia o cierto misterio, lejanía del ciudadano. Entonces es un país que tiene incorporado eso jerárquicamente en la cabeza. Y cuando hay una actitud que lo rompe, a la gente le gusta, pero después están todos los opinólogos, politólogos y demás que lo critican muchas veces.

Al principio no tenían muchas ganas de ir.

No, nosotros siempre supimos que era un lugar precioso y demás, lo que pasa que nosotros en esa casa no nos quedamos porque es como vivir en un museo. Y es una casa enorme, que te vas a aprontar un mate y caminás un kilómetro. Entonces, al lado hay una casita que le llaman “el hotelito” que es como un hotelito, son un montón de piezas con unos cuantos baños, una cocina y un estar. Entonces nosotros nos metemos ahí.

Ah, no se quedan en la casa principal

No nos quedamos en la casa grande porque ahí estás como dentro de un museo. Ahí todo es patrimonio de la Nación, lo tenés que cuidar porque es de la gente, no es tuyo. Además eso es una cosa para recibir mandatarios, para una cantidad de cosas es bueno, pero hay que cuidarlo, eso tiene un mantenimiento, está lleno de obras de arte, de cosas importantes para cuidar. Entonces, ¿para qué vamos a estar ahí adentro si está el otro que es mucho más cómodo y una cosa más sencilla?

¿En la chacra sigue trabajando? ¿Se sigue subiendo al tractor?

Sí, eso sí. En el caso de Pepe es como el hobby que tiene cualquier persona, el momento de distensión. A él lo descansa estar en el tractor, entonces él hace algunos trabajos grandes. Nosotros en este momento mantenemos una parte con flores y tenemos después forraje plantado en el resto, entonces el forraje tiene un cuidado más extensivo.

¿Sale un dinero de eso de las flores o es solo hobby?

Genera un ingreso con el que se paga la remuneración de dos personas que viven en casa y trabajan allí, su carga tributaria, la contribución inmobiliaria, el BPS, impuesto de puertas, y los insumos mismos que se precisan.

¿Y Pepe sigue llevando las cuentas en un cuaderno?

No, yo tengo una señora que se me ocupa de los trámites de la chacra. Pepe nunca lo llevó, el cuaderno ese lo hice siempre yo.

Ah, lo lleva usted, ¿con las cosas de la chacra que van plantando?

Nosotros hacemos una cosa que le llamamos “memoria agrícola”. Lo que se hace es una contabilidad agrícola: preparé tanto de tierra, me salió tanto, el costo del tractor, el costo del fertilizante, lo que sea… Después lo que se plantó, si hubo que poner alguna cura, si tuvo alguna enfermedad, le saco una foto para que quede el registro.

Todo eso a mano lo hacen.

Y sí.

¿Pero no lo pasan a una computadora?

No, no. Computadora ahora tenemos una en casa. Una laptop Toshiba. Nos modernizamos. Agarramos la onda del Ceibal.

¿Y quién la maneja?

Por ahora yo primitivamente. Porque ninguno de los dos estamos motivados. La trajimos para que algunas cosas que le mandan cuando está en casa. Ahora le voy a comprar una impresora.

Usted estuvo presa desde el año 1972.

Del 72 al 85. Había estado un poquito antes…

Usted habla poco de ese período en comparación con el resto de los presos políticos del país de notoriedad. ¿Es una elección?

Yo miro para adelante, primera cosa. Y esto no quiere decir que yo tenga desmemoria. Tengo memoria, pero vivo la memoria en relación al proyecto de futuro, y creo que esa es la mejor lealtad que puedo tener con mis compañeros que murieron o desaparecieron. Porque en realidad nosotros estábamos por una causa, entonces los que seguimos en la ruta tenemos que seguir con la causa y no estar siempre con una mirada hacia atrás. Ahí yo tengo discrepancias con algunos de mis compañeros. Tampoco creo que se pueda estar en un monotema. Yo creo que hay gente que salió físicamente en libertad pero no pudo salir espiritualmente, entonces cada vez que se junta habla de la cárcel, o de los carceleros o de esto o de lo otro. No pudieron asumir la libertad. Ese es uno de los problemas que le pasa a la gente que está presa, como a la gente que fue a una guerra, etcétera. Momentos extremos de la vida en que la gente no puede salir del todo. Yo tendré mis cosas que me habrán quedado y que la gente verá, pero trato de no quedarme en ese momento.

¿Lee libros sobre…?

Sobre presos ninguno. Porque los testimonios… Lo que pasó lo conozco, no preciso ilustrarme. Segundo, los testimonios son todos subjetivos, porque el mismo hecho se lo escuchás contar a cuatro y son cuatro relatos distintos, y es lógico, porque es lo subjetivo, cómo lo vivió, y como cada ser humano es una persona en sí misma, tiene su subjetividad, te lo va a relatar con esos ojos. A mí me pidieron que escribiera, y yo escribí dos relatos para un libro que se juntó de memorias, y le di determinado encare que no pretendo que ninguna de las compañeras que estuvo conmigo lo comparta. Es mi visión y es mi vivencia del asunto. El conjunto es el que hace el todo, si se fuera a hacer un estudio sobre eso.

¿Y libros de ficción lee? ¿Novelas? ¿Se engancha con algo de eso?

Pepe no, casi no lee ficción ahora a esta altura de la vida. Leyó mucho en su momento. Yo algunas veces leo algún tipo de autor. Por ejemplo, soy una fanática de Alejo Carpentier y cada tanto lo estoy releyendo. Es un modo de escribir, de decir, de usar el idioma español que me encanta.

¿Prefieren eso a mirar televisión o miran un poco de televisión?

Mirá, el televisor en mi casa está en el dormitorio y a veces cuando nos acostamos si está el informativo lo miramos, o alguna cosa que encuentro que nos interese, pero en general es como una especie de somnífero.

¿Lo usan para dormirse?

Sí.

¿El informativo a veces no los levanta con alguna noticia? ¿No es peligroso como somnífero?

No, si el informativo lo único que te pasa son chorreos y asesinatos. Salvo raras excepciones es una especie de catálogos de desastres.

¿Piensa que es desproporcionada la cantidad?

Sí, yo estoy convencida que sí. Y que es un uso muy flechado de algunas cosas.

¿Flechado en el sentido de sensacionalismo? ¿En el sentido de político?

En varios sentidos, porque hubo cosas que sucedieron siempre. ¿Pero qué pasa? En el siglo de la imagen y de las comunicaciones como es este siglo XXI, si te lo propinan todos los días, y si no tienen un delito uruguayo, levantan de TN, levantan de la televisión americana, de CNN, y esto y lo otro, porque un delito te tienen que proporcionar. Es decir, te están proporcionando un gesto de violencia.

La idea no es que se deje información afuera.

No, no, ni para nada la censura. Yo creo que tiene que haber libertad de expresión.

Siente que no hay proporción.

Creo que hay una intencionalidad que no es buena para el país.

¿Sigue cocinando usted?

Sí, sí, yo cocino, cocino bien y me gusta hacerlo.

¿Pepe come todo lo que cocina usted? ¿Le gusta?

Sí, sí, le gusta. Por lo menos dice que le gusta.

¿Tiene algo preferido?

Le encanta la forma en que hago la pizza, hay cantidad de cosas que le gustan.

Yo leí por ahí que miraba incluso el Canal Gourmet.

Sí, yo lo miro, me encanta ese canal, me parece que es didáctico. Porque, ¿sabe lo que pasa? En esta sociedad en la que estamos, que es una sociedad de consumo desgraciadamente, la gente se olvidó del valor de la mesa familiar y del valor de la comida casera. Se olvidó. Entonces come de cualquier manera, parado, de una bandeja. Entonces toda esa conversación que se daba, pienso que hay que rescatarlo, aunque sea una vez al día en el ámbito familiar. Y después uno termina comiendo una chatarra, porque todo es “pre”, “Pre esto, pre lo otro, pre lo otro”, y además termina gastando mucha más plata, porque es mucho más caro todo eso, mucho más caro. Entonces yo saco la cuenta de lo que me sale hacer una pizza, en la zona que yo vivo no hay servicio de delivery, pero suponiendo que fuera un delivery, a mí me queda una cosa mucho más rica, más sana y más barata. Entonces el negocio es mejor.

Pero además respetan eso de la mesa.

Una vez al día siempre comemos juntos. Los tiempos uno los encuentra si los busca, el problema es buscarlos. Entonces a mí lo que me gusta del Canal Gourmet, sobre todo de algunos cocineros que hay ahí, que dan muchas ideas. La cocina, si uno la encara como una aventura o como un laboratorio, uno inventa cantidad de cosas. Entonces yo siempre lo cachaba a Pepe y le decía “hoy te hice una comida que ni Puglia”, le decía, “vas a ver lo que te sirvo”. Porque es parte de la cultura. Yo recuerdo que Nelly Goitiño siempre decía que la cultura nace en los olores de las ollas de la cocina, los aromas de las ollas. Y es cierto, la cocina expresa la cultura. A veces veo un cocinero vasco, que no está en Canal Gourmet, está en el canal de los vascos, que es un tipo graciosísimo. Ya es una garantía porque es un gordo, le gusta comer.

Y a usted le gusta presentar la mesa también, ¿no?

Sí. Yo tengo una inclinación a la estética porque yo estudié arquitectura muchos años.

O sea que no es la mesa así nomás.

A mí me parece que hay que acomodar un poquito.

¿Y una copita de vino sigue habiendo?

Sí, sí, sí, eso es imprescindible.