Al maestro con cariño

La madurez de Oscar Tabárez dentro y fuera de la cancha fue evidente durante todo el proceso de selección y alcanzó su punto máximo en el Mundial. Si los dirigentes usan la cabeza no puede haber otro camino que su renovación como técnico uruguayo.

Actualizado: 07 de julio de 2010 —  Por: Diego Muñoz

En la conferencia de prensa posterior al partido con Holanda un periodista brasileño destacó el trabajo realizado por Tabárez al frente de la selección y terminó con una pregunta: “¿va a continuar?”.

“He rehuido a la respuesta de esa pregunta porque, en primer lugar, no depende de mí, yo no me puedo candidatear para seguir al frente de la selección de Uruguay. Creo que el paso que habría que esperar es que haya una propuesta y se verá”, respondió el maestro. Después de indicar que hay cosas de las que está convencido que se deben mantener y en algunos casos mejorar tiró la frase más importante de todas: “yo no sería capaz de decir que no a una propuesta del fútbol uruguayo, en términos de analizarla”.

Al escuchar esto, el único camino que debe transitar la dirigencia es ofrecerle un nuevo contrato hasta después del Mundial de Brasil en el 2014. Para hacerlo, primero le deben devolver al técnico el cargo de coordinador de todas las selecciones nacionales que le obligaron a dejar en febrero, cuando le vetaron a Daniel Carreño al frente de la sub 20.

Por estas horas ya hubo dirigentes que comentaron que no podrían afrontar un sueldo superior del que actualmente percibe el entrenador. Olvidan, pequeño detalle, que Tabárez les hizo ganar 18 millones de dólares por la actuación en el Mundial además del que ingresó a cada club por todos los futbolistas que pasaron al exterior luego de jugar en selecciones juveniles y mayores durante estos cuatro años.

En un fútbol en el que todo se basa en improvisación y que sigue siendo tan malo y teniendo los mismos vicios a todo nivel que antes de la Copa del Mundo, Tabárez ejecutó un trabajo planificado, estudiado, ordenado y llevó a la selección uruguaya, y no al fútbol uruguayo, a un lugar privilegiado.

Tan caballero como siempre culminó su respuesta explicando que no era el momento para hablar de continuidad. “No quiero malas interpretaciones y lo que ha hecho este cuerpo técnico en cuatro años está ahí para que cualquiera lo analice, y en función de eso decide si hay una propuesta o no”, señaló.

Tabárez llegó a la selección en marzo de 2006. Lo hizo porque uno de los peores presidentes de la historia de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Eugenio Figueredo, tiró un manotazo de ahogado para continuar al frente de la AUF. Sabedor que el gobierno de Tabaré Vázquez no lo quería, intentó atarse a un técnico identificado con la izquierda. La jugada no le resultó.

Desde que asumió, el entrenador marcó reglas claras y priorizó un recambio generacional que le permitió llegar al Mundial de Sudáfrica con jugadores que en 2007 y 2009 jugaron los mundiales sub 20. Y si lo jugaron es porque clasificaron. Es que en estos cuatro años, con él al frente de todas las selecciones, Uruguay clasificó por primera vez en su historia a todos los campeonatos del mundo en todas las categorías.

Como DT de la mayor conformó un grupo serio, profesional y capaz. Hizo que los jugadores tuvieran sentido de pertenencia a la selección, que respetaran la camiseta y que priorizaran jugar en vez de hacerse millonarios calentando bancos en instituciones de primer nivel de Europa. Profesionalizó a la selección exigiendo jugar en fechas FIFA cuando años antes eso era una utopía. Planificó la preparación para el Mundial sin partidos amistosos en las semanas previas para que los jugadores tuvieran descanso y llegaran en su máximo potencial a Sudáfrica.

Los resultados deportivos están a la vista. Uruguay se metió en una semifinal del mundo después de 40 años. Aún así mantuvo siempre la calma y cada conferencia de prensa se pareció más a una clase que a un encuentro con periodistas. Claro conceptualmente, habló ante medios de todo el mundo que destacaron su capacidad.

En eso también ganó Tabárez. Después de soportar una campaña feroz en su contra que incluyó un pedido de destitución luego de clasificar al Mundial, recomendaciones de que viera a a un psicólogo, cuestionamientos a sus métodos "europeos" de relacionarse con los jugadores e interpretaciones de su cara que, decían, no trasmitía nada, ahora le rinden pleitesía. Pero eso al DT no le cambia el concepto. En una nota publicada por 180 en setiembre de 2009, explicó su definición sobre ciertos periodistas deportivos. “Algunos esparcen veneno solo para imponer su punto de vista”, dijo y contó la recomendación que le hacía a sus compañeros de cuerpo técnico. “Les digo cuídense de los que están escondidos atrás del árbol. Porque cuando vas ganando ni se van a ver, pero cuando vas perdiendo, si están contra vos, van a aparecer. Y en el fútbol existen esos especímenes. Hay que reconocerlo, pero no hay que preocuparse demasiado de ellos porque si uno los conoce, los tiene catalogados y sabe que van a hacer, el efecto que puedan tener es nulo. A eso apelo cuando digo ojo con los que están detrás del árbol, porque aparentan que no pasa nada, a veces hasta alcahuetean, pero no hay que ser ingenuo ni tonto y saber quién es quién”, explicó.

Por supuesto que tuvo equivocaciones pero si, como escribió Mario Benedetti, la perfección es una pulida colección de errores Tabárez los pulió para llegar en su mejor momento al desafío más importante de su carrera.

Ojalá las selecciones uruguayas mantengan por cuatro años más a un verdadero maestro.