¿Se acuerdan de alguna selección uruguaya en la que no hubiera problemas de convivencia? ¿Recuerdan algún grupo sin jugadores devenidos en vedettes o faltos de compromiso? ¿Hay antecedentes cercanos de un seleccionado en el que el técnico y los jugadores tengan óptima relación? La respuesta es contundente: no. Uruguay avanzó varios casilleros en cuanto a disciplina, humildad y trabajo en este período.
Además de eso, el grupo que jugará el Mundial tiene más cosas a favor. No hay inconvenientes extrafutbolísticos que históricamente existieron en la selección. Viajó con los premios acordados antes y mantuvo el mismo entrenador durante todas las Eliminatorias. Los futbolistas son queridos por la gente que recibe de ellos buenas señales, como la del capitán, Diego Lugano, que paraba en la puerta del complejo Uruguay Celeste para saludar a cada hincha que aguardaba por sus ídolos cada vez que llegaba al entrenamiento.
Ahora se viene el Mundial y Uruguay lo encara con ilusiones. El técnico, Oscar Tábarez, decidió no jugar demasiados partidos preparatorios. “Llegamos con un equipo descansado, bien preparado y con jugadores a los que se les dio una continuidad a la buena temporada que venían haciendo”, explicó. Desde el punto físico, hacer jugar a futbolistas que tuvieron temporadas desgastantes en Europa hubiera sido exponerlos a lesiones musculares de forma innecesaria. Los ejemplos de varias selecciones avalan la postura del DT uruguayo.
Para el debut, Tabárez no tiene dudas. Si Francia no juega con tres delanteros, lo que obligaría a formar línea de cuatro, la celeste presentará el esquema preferido del entrenador y de los jugadores: 3-4-1-2. Así jugó Uruguay varios partidos por la Copa América 2007 y por las Eliminatorias. Esta estrategia le ofrece más velocidad por las puntas y le da mayores variantes para abastecer a los delanteros. A lo que pueda hacer Nacho González por el medio se suman las proyecciones de los Pereira.
Eso sí, la línea de tres final no permite distracciones. El terreno a cubrir es ancho por lo que lo ideal es tener zagueros veloces. La voz de mando de Lugano es indiscutible pero tiene que estar cobijado. Diego Godín es rápido y tiene continuidad. La duda para el tercer zaguero se plantea entre Mauricio Victorino, Martín Cáceres y Andrés Scotti. El maestro le tiene fe a los tres. Sin embargo por condiciones generales, Cáceres parece ser el indicado aunque hace tiempo está inactivo. Victorino viene con rodaje en la U de Chile pero Scotti tiene a su favor un gol decisivo contra Colombia y el centro para el cabezazo de Sebastián Abreu ante Costa Rica.
En caso de que el partido exija un cambio táctico se puede pasar a línea de cuatro, con Maxi Pereira como lateral derecho, Cáceres por la izquierda y Palito como un volante más. Otra opción es armar una línea de cinco defensas con los tres zagueros y los dos laterales, como hizo Tabárez en tramos de algunos partidos de Eliminatoria.
En el medio los titulares puestos son Walter Gargano y Diego Pérez. Dos buenos recuperadores que dejan litros de sudor en el campo y que rinden siempre pero que en ocasiones se desordenan tácticamente por su afán de proyectarse para ayudar el equipo. Y en un torneo de este tipo, un par de errores tácticos que deje al cuadro mal parado puede derivar en la eliminación.
Tabárez reencontró al armador. Cuando tuvo continuidad, Nacho González nunca faltó y ahora que lo vio y lo trabajó, se la volvió a jugar por él. Si bien Israel no es un rival que permita sacar grandes conclusiones su respuesta futbolística fue más allá del seleccionado que tuvo en frente. En ese mismo partido y cuando se tiró sobre la izquierda, sus conexiones con Nicolás Lodeiro también ilusionaron.
Adelante esta bien la celeste. Diego Forlán y Luis Suárez son la dupla indiscutible. Dos delanteros de primer nivel mundial y con probada capacidad en la selección y en sus equipos pero que dependen de lo que hagan sus compañeros. Que nadie se piense que si la selección no juega bien ellos salvarán al equipo por sí solos.
El primer rival es Francia. Da la sensación que el equipo de Domenech va a sufrir el síndrome post Zidane. Así como lo sufrió Argentina que desde que se retiró Maradona nunca más llegó siquiera a una semifinal de un Mundial. En el 94 se volvió en octavos, en el 98 Holanda lo mandó a casa en cuartos, en el 2002 quedó afuera en primera ronda y en el 2006 Alemania lo sacó en cuartos. Un jugador de tanto peso influye mucho cuando está y cuando no está. Mucho más cuando se trata del mejor de su país de todos los tiempos. Con Zizou pasará por algo similar. En el 98 fue campeón del mundo. En el 2002 se lesionó, se ausentó los dos primeros partidos y a pesar de que entró en muletas al último juego, no pudo evitar la eliminación de Francia en la primera fase. En el 2006 jugó en plenitud, fue el mejor jugador del Mundial y llevó a su selección a la final.
Domenech cambió su estilo tradicional. Criticado por su juego defensivo, propuso en los últimos amistosos un ofensivo 4-3-3. Ganó un partido, empató otro, perdió el restante y marcó tres goles. A pesar de eso, tiene buenos jugadores y la mayoría del tiempo dominó a su rival. Cuenta con el histórico Franck Ribéry y con la nueva joya Yoann Gourcuff. Además tiene a Nicolás Anelka quien vive su segunda juventud en el Chelsea. Si se despiertan, el juego por bajo y los tiros de afuera le traerán a la Celeste más de un dolor de cabeza.
El segundo rival es Sudáfrica. Si no fuera local todos lo darían como el candidato seguro a quedar eliminado. Uruguay lo enfrenta en el mejor momento. No es un trauma persecutorio pensar que le van a dar una manito para que pase de ronda. Lo han hecho con todas las selecciones anfitrionas. La prueba es clara: nunca ningún país organizador quedó afuera de la primera fase. En el debut y en el tercer partido está todo en juego, en cambio en el segundo una derrota del local puede ser menos dramática. Llega con un invicto de 12 partidos basado en una defensa rudimentaria pero efectiva. Su técnico, Carlos Alberto Parreira, ha priorizado el juego por las bandas como principal argumento de ataque. Hay que ver cómo le sienta jugar “su” Mundial.
El 22, estará en frente Mexico. Un equipo con buen trato de pelota, llegada y una preparación envidiable. Pero tiene un karma: las pelotas de balón parado. Solo como ejemplo, cuatro de los seis goles que le hicieron en su gira europea llegaron por esa vía. Además le duele los pases cruzados a espaldas de los zagueros. Así le anotó dos veces Holanda. Lo mejor lo tiene en la elaboración. De mitad de cancha hacia arriba todos tienen buen juego aunque deben perfeccionar la definición.
Después de esos tres rivales, se verá. El equipo de Tabárez tiene buenos jugadores de fútbol que se matan por la camiseta. Pero hay que tener los pies sobre la tierra. No son ellos los que deben cargar con la mochila de años de frustraciones y saqueo del fútbol uruguayo que hicieron los mercenarios vestidos con ropas de futbolistas, empresarios y dirigentes.
Tampoco hacerlos jugar por la Patria. En ese sentido fueron oportunas las palabras del presidente de la República, José Mujica, y del técnico Tabárez. Porque la selección es el equipo más importante pero no deja de ser un equipo de fútbol. Que jueguen como siempre. Y que como grupo no tengan nada que reprocharse al final del camino. Si pasa eso, el objetivo estará cumplido.