En el Velódromo Municipal, ante unas 15.000 personas, Calamaro propuso una “solución” para el conflicto binacional. “La pastera tendría que hacer papel para armar”, dijo, y todos aplaudieron. "Protofachas" fue el término que utilizó para describir a los piqueteros, quienes les caen "cero bien".
"Al puente: pum”, agregó.
“Ahora a esperar la manta de criticas por mi cínica (irónica) ‘solución’ incorrecta para el conflicto de Gualeguaychú”, escribió Calamaro en su blog luego del show, según reseñó Últimas Noticias. “Deberían tomarse en serio, pero vivimos en un mundo que sienta como acusado al súper-juez español que investiga por los crímenes posteriores a la guerra civil”, criticó. “El mundo al revés menos nosotros, ¡como sabiamente cantaba Luca con Sumo!”.
Esa fue la primera señal de complicidad con el público uruguayo. Más tarde, apareció en medio del escenario con un termo bajo el brazo y un mate en la mano, mientras que sostenía el micrófono con su otra mano y cantaba su clásico Te quiero igual.
Esa actitud se repitió en un par de momentos más del show. Cada vez que las pantallas gigantes mostraban a Calamaro tomando mate, el Velódromo aplaudía.
Este martes, Calamaro escribió en su blog: "cuando propongo la voladura del puente hago eco de conceptos prestados y no me imagino volandolo con ningun asambleísta, ni conductor cruzando (o clausurando) el puente y volando en pedazos como consecuencia de mi pacifica iniciativa"
"Discrepo con lo que sé del original asambleísta agitador Don Alfredo De Angelis, líder del campesinado garcocrático rebelde, a quien cariñosamente llame 'protofacha' en mi concierto del anterior fin de semana en la hermanísima Repúblico Oriental", aseguró. El músico remarcó que prefiere los lazos culturales y la memoria que lo ata a Uruguay, el Río, sus amigos, el canto de Ruben Rada, lo surreal de Masliah, el piano de Hugo, el misterio de Mateo, la libertad de Dany Umpi, y mis mentores Satragni y Larrosa, los chivitos canadienses y otros mil recuerdos que le dicen "que somos más que vecinos".
El Río, dijo, deja del lado argentino "un cementerio inmundo" y del uruguayo, "un mar hermoso".