“Es un caracagada, nos está enchastrando gratuitamente porque ahora el mundo científico está pendiente de la “Máquina de Dios” y nadie le da bola. -afirmó Aguirre en estado de transe intergaláctico-. Por más que salga por todos los medios diciendo babaridades con esa voz de robot canchero no se va a colgar de mis seis tetas, esto se va arreglar en algún juzgado intergaláctico, ya le va a llegar un UFO documento. Fin de la transmisión.” Gonzalo Aguirre volvió en sí y se abocó a sus tareas cotidianas: escribir editoriales para El País, escribir cartas del lector a El País (a veces felicitándose por sus editoriales), y atender jubilados que quieren iniciar juicio contra el IASS (impuesto que suplantó al IRPF)".