El objetivo era hacerlas de forma simple, económica pero que quedaran bien y fueran seguras. Las “Bicisillas”, o bicicletas inclusivas, que creó el grupo Dalavuelta logran algo que otras de su misma clase no: que las personas con distintas discapacidades de movilidad puedan pasear lado a lado con el conductor, y no por detrás o por delante de su acompañante.
Esta cualidad la aplicaron a partir de los comentarios que recibieron en asociaciones civiles como la Asociación Uruguaya de Parkinson (AUP), la Asociación Pro Recuperación del Inválido (APRI) y el Centro de Rehabilitación Casa de Gardel, de ASSE.
Con devoluciones como esta y con el aporte de estudiantes de ingeniería industrial mecánica, fisioterapia y terapia ocupacional, Dalavuelta creó este modelo. Dalavuelta es “un espacio conformado por docentes y estudiantes de diferentes facultades de la Universidad de la República, dedicados a innovar en el diseño y desarrollo de ayudas técnicas de bajo costo para personas en situación de discapacidad”, según explican en su página de Facebook.
Si bien funciona correctamente, entienden que la “Bicisilla” sigue siendo un prototipo porque es perfectible. Incluso, durante su presentación del pasado jueves en la Senda Peatonal Nelson Landoni de la Facultad de Ingeniería, se colocó una pizarra donde los presentes podían anotar sugerencias de mejoras. Se destacaron dos anotaciones: añadir un motor eléctrico, y marcas de seguridad en la parte trasera.
El agregado de un motor fue un asunto al que hizo referencia Matías Iglesias, ingeniero mecánico que es parte de Dalavuelta, durante la presentación. Esa idea fue parte de otros proyectos en los que trabajaron con anterioridad, como uno que permitía transformar la silla normal en eléctrica, haciendo posible que el usuario no se cansara tanto al realizar grandes distancias. Las “Bicisillas” fueron el último proyecto graduado de las mentes del grupo, que también forman Lorena Arocena, Camila Barreiro, Nicolás Capricho, Javier Caverzaghi y Sebastián Hernández.
Dalavuelta nació en 2014 y cuenta con el apoyo del Instituto de Ingeniería Mecánica y Producción Industrial (IIMPI) de la Facultad de Ingeniería, pero se autofinancian a partir de fondos para los que concursan.
Cómo se usa
La bicicleta inclusiva es de diseño propio de Dalavuelta y tiene dos modos de uso. En uno, se retira el asiento, se sube la silla de ruedas por detrás, se cierra una baranda y queda pronta para salir. En el otro, se utiliza con un asiento y respaldo con barandas, y puede ser usado por cualquier persona: un adulto mayor o alguien con muletas se puede subir sin dificultades.
La prioridad al pensar el diseño siempre fue la seguridad de los usuarios. Fue necesario realizar algunas modificaciones porque los agarres que se habían colocado originalmente “no daban sensación de seguridad, así que se reforzaron”, según contó Iglesias.
La estructura de los agarres de la plataforma no es adaptable a todas las bicicletas, ya que fue realizada a medida para estos modelos, que fueron donados por el Ministerio del Interior; aunque con algunas modificaciones podría ser posible usarla con otras bicis.
En esta oportunidad se construyeron seis “Bicisillas”, que entre todas llevaron un mes de tiempo de ensamblado en total, y costaron entre 18.000 y 19.000 pesos cada una.
Los planos de la plataforma se pueden solicitar contactando al grupo Dalavuelta en su página de Facebook y además serán subidos a la web para ser descargados cuando estén terminados. La idea es que quienes necesiten una estructura de estas puedan usar los planos para construirse una. Las seis que ya existen no se comercializarán y se pondrán a disposición del público para ser usadas de forma gratuita.
Una de ellas quedará en la Facultad de Ingeniería, mientras que el grupo irá confirmando otros puntos de Montevideo donde se dejará otro ejemplar. Iglesias contó que la política de uso va a depender del lugar en donde estén, sus horarios, etc., pero es seguro que utilizarlas será sin costo y que estarán disponibles para quien quiera usarlas. “Tampoco es necesario tener una discapacidad para acceder a la bicicleta, se pueden venir a usar para recrearse, para pasear con niños o como gusten”, añadió.