1· Garotos
La caja de Garoto es una metáfora de la vida. La diversidad de bombones que hay adentro de una caja hace que uno tenga que elegir, que tomar partido, analizar las posibles consecuencias de ingerir una banana pisada o un manjar chocolatoso.
La vida misma. Está clarísimo que la madre de Forrest Gump dijo su frase luego de un viaje al Chuy.
¿Y si no hay más Garotos? Compramos de esos que son todos iguales, que nunca sabés de qué están rellenos y cuya única variante es la forma. Es todo lo mismo, perdemos individualidad. Comunismo, básicamente.
2· Playas brasileras
Ya no más apretar unos dólares para reventártelos en Ferrugem comiendo un choclo con manteca mientras remojás las patas en el agua tibia y transparente.
Ya no más fotos de perfil con botellitas de cerveza estupidamente gelada.
¿Y si no hay más playas brasileras? Nos tomamos un Rutas de Sol a Rocha que lleva más o menos el mismo tiempo que un vuelo a Bahía o, como muy exótico, tomamos una caipirinha con Caña Ancap sobre una duna con restos de portland en Balneario Kiyú.
3· Las telenovelas
¿Quién no recuerda aquellas historias que marcaron nuestra infancia y nos mantenían pegados al televisor todos los martes y jueves a las 20.30, que lograban reunir a toda la familia a la espera de si Renata terminará o no con Pipoca o si la Yuma Marruá se transformará en pantera?
Ok, no había cable.
¿Y si no tenemos más novelas brasileras? Osvaldo Laport haría Monte de Portland (versión rioplatense de Selva de Cemento), Coco Echagüe protagonizaría Tirá unos pasos conmigo (Baila conmigo) y Natalia Oreiro sería La Capa de la Usina Nº5 (La reina de la chatarra). Despídanse de Tony Ramos.
4· El Jogo bonito
¿Qué sería del mundial sin los eternos candidatos que ahora hasta nos pelean el puesto del repechaje? ¿Y la Libertadores, que se terminaría armando con sólo ocho equipos?
¿A dónde irán a parar los zagueros uruguayos que no tendrán un Sao Paulo o Inter para disimular sus fracasos europeos?
¿Y si no hay más jogo bonito? Preguntale a Alemania.
5· Los abrasilerados
Gracias a ciertos modismos brasileros, los queridos hippies uruguayos que buscan hacerse los distintos en todo ámbito tienen pequeños giros lingüísticos para hacerse los cosos.
Yenchi, acontece, cara, no acredito o falar son locuciones que le dan un manto de tranquilidad a su ego, un aire de ciudadano del mundo cuando en realidad es más terraja que comer ticholos en un cumpleaños de 15.
¿Y si no hay más abrasilerados? Van a tener que hablar en español nomá, bo.
6· La música
¿Qué sería de las empresas de cotillón sin esos ritmos tan alegres que nos despojan de la clásica melancolía uruguaya? ¿Dónde quedarían las corbatas en la cabeza sin un siguruchán, amaruchán, siguru cha-cha-cha-cha-chan?
Todos necesitamos deshinibirnos una vez en la vida y creer que estamos en pleno Copacabana y no en el Centro de Protección de Choferes cagándonos de frío.
¿Y si nos quedamos sin música brasilera? Lucas Sugo haría la versión uruguaya de Ai se eu te pego como Ay, si yo te fajo, Jaime Roos ya está comprometido a versionar Garota de Ipanema como Botija de la Ramírez y Jorge Nasser aportaría su versión de Acuarela de Toquinho como Crayola.
7· El carnaval
Sambódromo, culos, caipirinha, brillantina, culos, plumas, carrozas, culos, escolas, colas, desfiles, cerveza, culos. Y Julio Alonso. Con la cámara de Eduardo Ruiz.
¿Y si no hay más carnaval brasilero? Queda el desfile de escolas de samba barriales. Y no hay más culos.
8· El Chuy
¿Qué sería de nosotros los sábados de lluvia en Rocha sin esa ciudad luz que nos provee de toallas, sábanas, baurú, Havaianas, equipos Rainha, remeras Hering, espeto corrido, chicles Ploc, whisky barato, Velho Barreiro, championes, leche condensada y lentes de sol que te dejan ciego al primer uso?
¿Y si no hay más Chuy? No sentiríamos esa adrenalina de pasar la aduana con cinco Herings encima y medio freeshop encanutado en la auxiliar como si fuéramos un mexicano con medio kilo de merca en el estómago a punto de cruzar a Texas.
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Porque pensémoslo así: si no fuera por nuestro gran hermano del norte, seríamos porteños del todo.
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