Lorena Etcheverry, investigadora de la Facultad de Ingeniería y parte del grupo que firmó la carta en la que explican su inquietud, dijo a No toquen nada que el contrato no es público. Contó que cuando comenzaron a preocuparse por el anuncio, buscaron si la información estaba disponible pero no lo estaba.
“Esa es parte de nuestra inquietud, conocer claramente cuáles son los términos y el alcance de este contrato y, en particular, cuáles son las políticas y los resguardos que el Estado uruguayo va a tener ante la firma de un contrato así con respecto a los datos de los niños y los jóvenes”, indicó.
En Gmail los estudiantes intercambian mensajes, en Contactos almacenan los teléfonos, direcciones y mail de sus conocidos, en Drive se pueden almacenar todo tipo de documentos. Toda esa información que generan los estudiantes y docentes -alguna considerada sensible- será almacenada en los servidores de Google.
El beneficio para los estudiantes y docentes uruguayos es obtener capacidad ilimitada en los servicios de Google. El Estado no debe desembolsar dinero.
Lorena Etcheverry dijo que “el negocio de Google son los datos, es una empresa cuyo modelo de negocio se ha basado en ofrecer publicidad perfilada de acuerdo a la información que pueda recabar acerca de los usuarios”. Planteó que todos hemos tenido la experiencia de estar utilizando Gmail y que aparezcan avisos a un costado. “¿Por qué me está ofreciendo esto que está bastante relacionado con estos mails que acabo de mandar? Porque ahí hay publicidad dirigida”, comentó.
Hablando puntualmente sobre estos proyectos educativos, para Etcheverry “la ganancia es la misma: que el tráfico de información y de datos pase por sus servidores”.
Miguel Brechner, presidente de Plan Ceibal, escribió en su Twitter que las aplicaciones de Google para estudiantes y docentes no mostrarán publicidad. Sin embargo, no se conoce el texto del acuerdo.
Etcheverry dijo que Google cambió los términos de Google Apps for Education porque hasta hace algo más de un año decían que se podían deshabilitar los avisos pero Google fue demandado porque se constató que estos se recibían de todas formas.
“Luego Google cambió los términos de contrato y, aparentemente, dentro del territorio estadounidense no lo haría más, adhiriendo a las leyes federales. Queda la duda de que pasa con el resto del mundo”, indicó Etcheverry.